WASHINGTON.- Miguel Ángel Félix Gallardo no sólo rechazó rotundamente su relación con el asesinato del agente de la DEA Enrique “Kiki” Camarena, sino que además negó la existencia del cártel de Guadalajara, conocer a supuestos socios narcotraficantes como Rafael Caro Quintero o Ernesto Fonseca “Don Neto” o haber tenido relaciones con traficantes de droga colombianos.
En entrevista de Noticias Telemundo, la primera que da a un medio de comunicación, el conocido como “Jefe de Jefes”, de 76 años, insistió en que es un “hombre honesto” que nunca cometió ningún delito; tampoco la tortura y asesinato de Camarena, por la que está cumpliendo una condena de 37 años de cárcel, impuesta hace cuatro años.
Desde su captura en 1989, Félix Gallardo ha pasado todo este tiempo entre rejas. “Es una eternidad para un hombre que no cometió ningún delito”, dijo. En el juicio más largo de la historia de México, que duró más de 28 años, el que fuera capo del cártel de Guadalajara fue sentenciado por su participación en el secuestro, tortura y asesinato de Camarena, así como la muerte del piloto mexicano Alfredo Zavala Avelar.
“Cuando no has cometido un error, no tengo por qué arrepentirme. No participé en un hecho así”, sentenció.
El caso de Camarena, un agente de la Agencia Antidrogas (DEA) que logró infiltrarse en el cártel, fue un antes y un después en la lucha antidrogas de Estados Unidos. Caro Quintero, Fonseca y Félix Gallardo se convirtieron en objetivos del gobierno de Estados Unidos, hasta su detención.
Sin embargo, en la entrevista, el “Jefe de Jefes” negó conocer a Caro Quintero y Fonseca, con un simple “no los conozco”; tampoco recordó haber visto nunca a Camarena. “Ignoro el por qué se me relaciona, porque ese señor no lo conocí (…) Yo no soy una persona de armas. Lamento mucho porque sé que era un buen hombre”, dijo.
Añadió, además, que “nunca existió cárteles en Guadalajara”.
“Esto es falso. No existe… No existió eso. Nunca existió cárteles en Guadalajara. Quién sabe ahora. Nunca existió. O sea, llevábamos una vida de familia. Traía a mis hijos a la escuela. Nunca hubo cártel”. Aseguró que él simplemente era un agricultor y ganadero
A pesar de sus negativas, a Félix Gallardo se le considera un revolucionario en la historia del narcotráfico mexicano, siendo el capo más importante de la década de los 70 y 80 del siglo XX: fue el zar de la cocaína, el primero en traficarla a Estados Unidos y establecer relaciones con los narcos colombianos -incluido Pablo Escobar-, diseñando y controlando las principales rutas de trasiego en el país.
Su figura volvió a resurgir en la cultura popular gracias a la serie “Narcos: México” de Netflix, en la que el actor Diego Luna hace el papel del “Jefe de Jefes”. Félix Gallardo negó que haya algo cierto en el relato que la serie hace de su historia.
Ante la posibilidad de recibir la amnistía propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador para aquellos reos mayores de 75 años, el “Jefe de Jefes” expresó no estar interesado en ello, pero no dejó la oportunidad de alabar el trabajo del actual mandatario federal. “Sé que el señor presidente es un hombre de buena voluntad que está combatiendo la desigualdad social”, expresó. “Está dando pensiones, está dando muchas cosas y yo no le quitaría su tiempo. Soy un cadáver el cual no espera más de ser enterrada en la raíz de un árbol. No le estoy pidiendo nada al señor (presidente). Al contrario: ojalá le vaya bien”, resumió.
Las buenas palabras de Félix Gallardo con AMLO no terminaron ahí: culpó al desempleo y la desigualdad social el alto nivel de criminalidad y violencia de México, y se mostró convencido de que López Obrador lo va a estar resolviendo “poco a poco”. “Hay que darle tiempo”, resolvió.
Postrado en una silla de ruedas, el condenado narcotraficante mostró un estado de salud “pésima”, como él mismo definió. Sin casi movilidad, es sordo de un oído, ciego de un ojo y llevaba un brazo quebrado, tras caerse debido a su dificultad para andar. Incapaz de comprender las preguntas si no eran por escrito, además requiere de oxígeno por una neumonía “muy grave”, y aseguró haber sido operado de ocho hernias y habérsele seccionado el estómago.
“Mi familia está haciendo un hoyo para yo ser enterrado en un árbol”, dijo, resignado por no tener “pronóstico de vida ninguno”.
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