ESTADOS UNIDOS.- En un trágico suceso que ha conmovido a miles, el pequeño Woodrow Bundy, de tan solo 2 años, perdió la vida a causa de la ameba “comecerebros” (Naegleria Fowleri). Sus padres, originarios de Nevada, creen que el microorganismo se alojó en su organismo mientras jugaba en una alberca contaminada.
Woodrow Bundy disfrutaba de unas vacaciones en Nevada junto a su familia. Sin embargo, tras pasar tiempo en una piscina en Ash Springs, el bebé comenzó a mostrar síntomas preocupantes.
Tras su regreso de las vacaciones, Woodrow empezó a presentar un cuadro de tos que, con el paso de los días, se agravó. Sus padres, notando que algo no estaba bien, decidieron llevarlo de inmediato al hospital.
Los médicos inicialmente pensaron que Woodrow podría tener meningitis, pero después de realizar pruebas adicionales, se descubrió que sufría una infección causada por la ameba “comecerebros”, la cual se introdujo en su organismo mientras jugaba en la alberca
La naegleria fowleri, conocida comúnmente como ameba “comecerebros”, suele residir en aguas dulces, tibias, como lagos, ríos y fuentes termales. Además, puede encontrarse en piscinas con mal mantenimiento. Cuando ingresa al cuerpo, se aloja en el cerebro, causando una condición devastadora conocida como meningoencefalitis amebiana primaria.
A pesar de los esfuerzos médicos, el estado de salud de Woodrow empeoró rápidamente, y lamentablemente falleció el 19 de julio debido a la infección. La mortalidad de esta ameba es extremadamente alta, alcanzando un 97%.
La familia, destrozada por la pérdida de su pequeño, compartió la triste noticia en redes sociales, donde se han visto inundados de mensajes de apoyo y condolencias. Asimismo, abrieron una página de GoFundMe buscan recaudar fondos para los gastos médicos y funerarios de Woodrow.
La ameba “comecerebros”, es la responsable de la meningoencefalitis amebiana primaria, una enfermedad letal que puede provocar una inflamación muy intensa en el cerebro.
La meningoencefalitis provoca síntomas neurológicos graves que se acompañan con dolor de cabeza, fiebre elevada, vómito en proyectil, fotofobia y convulsiones.
La ameba suele entrar al cuerpo a través de la nariz, donde luego de invadir los nervios olfatorios, migra hacia el cerebro.
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