$ celebró el viernes 22 de enero 10 años como presidente de Bolivia, haciendo gala de sus logros económicos y sociales, que comenzaron desde que nacionalizó los hidrocarburos en 2006 y decidiera gobernar de la mano de sindicatos e indígenas.
Los festejos comenzaron temprano, cuando algunos centenares de nativos, leales aliados del gobernante, llegaron a la Plaza de Armas, para realizar rituales de agradecimiento a la Pachamana.
Con un palco político en el corazón de La Paz, matizado por campesinos con vestidos multicolores, Morales dio un mensaje de cerca de seis horas en el Parlamento, donde hizo un recuento pormenorizado de lo alcanzado, desde que llegó al poder hasta la fecha y los comparó con los 10 años que le precedieron a su ascenso.
“Este trabajo en 10 años ha permitido que Bolivia tenga dignidad y soberanía, nuestros movimientos sociales -sindicatos de obreros, indígenas y campesinos- garantizaron la estabilidad social, como sinónimo de estabilidad política, y cuando hay estabilidad política, hay planificación a mediano y largo plazo”, afirmó.
Declarado admirador de Fidel Castro, Morales hizo saltar el crecimiento de su país tras nacionalizar los hidrocarburos en mayo de 2006, en manos hasta entonces de una docena de compañías extranjeras, y logró así abultar ostensiblemente los ingresos para el fisco.
Impulsado por la medida que le redituó enormes beneficios políticos, la renta petrolera para el Estado boliviano, que fue de $2,759 millones de dólares entre 1995 y 2005, se multiplicó en los últimos 10 años a $31,504 millones de dólares, según Morales.
La inyección de abundantes recursos le permitió desarrollar programas sociales, como la distribución de bonos económicos para ancianos, madres embarazadas y niños que no hicieron otra cosa que cimentar su ya enorme popularidad.
El PIB de los bolivianos se incrementó en la última década de $1,000 dólares en 2005 a $3,119 dólares en 2015, precisó.
“El informe abundó en un recuento de hechos, sin que quede claro el estado real de la situación país y rumbo a seguir”, afirmó el opositor y excandidato presidencial Samuel Doria Medina, quien se quejó de que el despliegue de números sólo busca asentar las bases para una nueva reelección presidencial.
Los bolivianos irán a las urnas el próximo 21 de febrero para decidir si aprueban una reforma constitucional que permitiría a Morales postularse por cinco años más, cuando concluya su actual mandato en 2020.
También, destacó la lucha antidrogas que se realiza sin la ayuda de EU, tras expulsar a la agencia federal antinarcóticos DEA en 2008, acusándola de apoyar un supuesto complot de la derecha local.