TENNESSEE.- Un hombre de Tennessee detenido durante 31 años por un crimen que nunca cometió pedirá una indemnización de 1 millón de dólares por los años de vida que le fueron quitados. Hasta ahora, desde que se comprobó su inocencia en 2008, recibió la suma de 75 dólares.
Lawrence McKinney fue detenido en Memphis en 1977, cuando tenía 22 años, después de que dos hombres asaltaran la vivienda de una mujer y la violaran.
Tras el hecho, la víctima reconoció en McKinney –uno de sus vecinos de casa– a uno de los autores del crimen. La corte lo declaró culpable, y en 1978 lo condenó a 115 años de cárcel.
Pero en 2008, un nuevo examen del ADN demostró su inocencia, y en 2009, obtuvo la libertad condicional, además de 75 dólares para volver a comenzar con su vida.
Sin embargo McKinney –quien ahora tiene 61 años– le pidió este año al gobernador de Tennessee, Bill Haslam, el reconocimiento formal de su inocencia, algo que le allanaría el camino para obtener una indemnización de un millón de dólares.
Las premisas, sin embargo, no son demasiado alentadoras. En septiembre de 2016, la Comisión para la libertad condicional de Tennessee –que le envía recomendaciones al gobernador– rechazó por unanimidad el pedido de McKinney, por “no encontrar evidencia convincente de la inocencia”, según afirmó la portavoz de la comisión.
La Comisión alegó, además, que McKinney cumplió 97 infracciones mientras estaba en la cárcel (incluida la agresión a un compañero) y relevó que durante el primer proceso, McKinney había declarado su culpabilidad por el robo (aunque no por la violación).
McKinney se justificó en ambos casos: sobre la agresión en la cárcel dijo que fue una consecuencia del contexto del lugar, en el que “sólo los más fuertes sobreviven”, mientras que la confesión del robo habría sido una idea de su abogado de entonces, que esperaba lograr así un descuento de la condena.
La palabra final, sin embargo, la tendrá el gobernador de Tennessee, Bill Haslam, quien -contrariamente que su antecesor, que nunca tomó decisiones opuestas a las recomendaciones de la Comisión- concedió dos pedidos de inocencia en los últimos 16 años.
Pero mientras que para la decisión del gobernador habrá que esperar, McKinney –quien cuando salió de prisión se casó con una amiga por correspondencia– recibió durante estos años el apoyo de la comunidad religiosa de la iglesia baptista en la que es un miembro activo.
“Todo lo que pido es ser tratado justamente por lo que me pasó. No hice nada y lo único que quiero es ser tratado justamente”, dijo McKinney a la CNN.
Por otro lado, manifestó no guardar rencor hacia quienes le quitaron mitad de su vida.
“Aunque pasé más de la mitad de mi vida encerrado por un crimen que nunca cometí”, expresó McKinney, “no tengo amargura ni estoy enojado con nadie, porque encontré al Señor y me casé con una buena mujer”.
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