Este es el mensaje que dio el Papa a niños en la Catedral de Morelia

Dios te salve María...

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(Internet / Archivo)

Buenas tardes! Sé que vienen de todas las parroquias de la ciudad y de las diócesis sufragáneas y de algunos colegios. Muchas gracias por la visita y le voy a pedir a Jesús que los haga crecer con mucho amor, con mucho amor, como tenía Él, con mucho amor para ser cristianos en serio, para cumplir el mandamiento que Jesús nos dio: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como Jesús nos amó, como nosotros mismos y más como Él nos amó.

Y vamos a pedirle a la Virgen que nos cuide, que nos bendiga. Cada uno de ustedes ahora piense en su corazón en la familia que tienen y en los amigos y si están peleados con alguno también piensen por él. Y también le vamos a pedir que la Virgen los cuide, es una manera de haciéndonos amigos y no tantos enemigos porque la vida no es linda con enemigos y el que hace los verdaderos amigos es Dios en nuestro corazón.

Entonces en silencio pensamos en la familia, en nuestros amigos, en aquellos con quienes estamos peleados, para que Dios los bendiga y por todas las personas que nos ayudan: las monjas, los curas, los profesores, la escuela, todos los que nos están ayudando a crecer. Una bendición especial también para papá, mamá y los abuelos. Silencio, cerramos los ojos y pedimos todo esto.

Dios te salve María…

Que los bendiga Dios todopoderoso, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Y les pido por favor que recen por mí. ¿Lo van a hacer?

Después el Santo Padre se dirigió hacia donde estaba el coro y tras escuchar la canción que ellos compusieron especialmente para él les dijo lo siguiente:

Los felicito, los felicito en serio. El arte, el deporte ensanchan el alma y hacen bien, con aire fresco y no aplastan la vida. Sigan siendo creativos, sigan así, buscando la belleza, las cosas lindas, las cosas que duran siempre y nunca se dejen pisotear por nadie. ¿Está claro? ¿Les doy la bendición?

Que los bendiga Dios todopoderoso, el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo.

Les pido que recen por mí y que de vez en cuando me canten una canción aunque esté lejos. Chau, hasta luego, que Dios los bendiga.