MADRID.- El Madrid cumplió con su tarea y pasó página del derbi en muchos sentidos. Ganó con solvencia a un Las Palmas que opuso poca resistencia más allá de su portero Valles, un coloso en el primer tiempo. El meta se agrandó especialmente ante Joselu, que disfrutó de ocasiones para asaltar el podio del Pichichi, pero se ofuscó de mala manera, aunque insistió hasta anotar y sentenciar un duelo que puso en ventaja Brahim, el más inspirado de los blancos. Un duelo desigual marcado por la que se avecina, a madridistas y a amarillos.
Vino bien la vuelta al fútbol después de tres días de lodo y barro a cuenta de los arbitrajes. Una derrota del Madrid es un terremoto, como bien sabe Ancelotti. Tiene la espalda larga, larguísima, y lo demostró con su alineación, tan llamativa como razonable. Sin Bellingham, su goleador, Kroos ni Modric, sus brújulas. También sin Vinicius, recién salido de lesión. En el Bernabéu, ante un rival que sólo tiene una victoria, y con compromisos próximos de alto voltaje (Girona y Nápoles, más la incómoda visita de Osasuna al fondo), era lógico tirar de fondo de armario. Entraron Joselu en punta, Brahim en la mediapunta, y el resultado fue un Madrid más intenso, con más ritmo, y un disparate de cara a portería.
Dominó el Madrid el primer acto. Sin brillantez, pero con insistencia. Puede que el trío Tchouaméni-Camavinga-Valverde esté más dotado para la recuperación. Conste que García Pimienta también rotó con generosidad. Sólo cuatro repitieron respecto al duelo ante el Granada. En todo caso, Las Palmas tiene buen gusto con la pelota, y si no se sienten presionados, como ocurrió en un tramo del primer acto, pero no es el Atlético, y de no ser por Valles, milagroso, se abría ido al descanso con un saco. Bueno, por Valles y por Joselu, que sufrió la maldición de la portería pequeña. Empezó el duelo errando un par de controles que le sacaron de foco, pero desde el minuto 19, cuando estreló el buen servicio de Valverde en el cuerpo del meta canario. Como un gigantón vestido de rosa, el meta sevillano desvió todo, inspiradísimo. Empezó el recital desviando una volea de Rodrygo muy similar a la que malgastó en el Metropolitano, y estuvo a punto de ganar el descanso sin . Amargó especialmente a Joselu, desesperado tras malgastar tres ocasiones clamorosas, de mano a mano.
Que el Madrid tiene un año complicado se sabe desde antes de arrancar, con la lesión de Courtois. Cayó después MIlitao y la plantilla quedó corta de centrales. Al filo del descanso cayó Alaba, mano atrás del muslo, síntoma de pinchazo muscular, y Nacho, que ejercía de lateral diestro, se fue al centro. Que no se constipen ni él ni Rüdiger, acertado en la marca a Sory Kaba. Entró Lucas, y resultó decisivo. Tras un par de incursiones recibió en el costado del área, centró atrás y Brahim, el mejor atacante blanco, puso temple y precisión para colocar al fin en la red, en tiempo de prolongación del primer tiempo.
Hizo sus cambios García Pimienta tras el descanso, buscando algo más de alegría en ataque. Entró Kyrian, autor del golazo ante el Granada, y también Cardona. Es Las Palmas equipo de tener la bola y sufre sin ella. Amenazó con una combinación rapidísima que Herrera remató seco, obligando a un paradón de Kepa anulado por fuera de juego. En el retorno, el Madrid aceleró el ataque, entró Rodrygo por la izquierda, centró cerrado y Joselu puso de manifiesto que es más seguro con la cabeza que con el pie. Peinó suave, perfecto, cruzado, para sentenciar el partido.
El ritmo bajó a niveles de pretemporada, a pesar de los cambios. El Bernabéu se puso en pie para ovacionar a Vinicius en cuanto saltó a calentar. Entró junto a Ceballos, sus primeros minutos del curso, y ambos dejaron detalles de su clase, sin arriesgar. Sorprendió, porque no es habitual, que Ancelotti quitar a Brahim, tan enchufado, y a Joselu, tras romper el cristal de la portería visitante. Era el escenario perfecto para darles confianza, sumar soldados a la causa. Pues no. También resultó llamativo que agotara cambios el técnico y dejara inédito por primera vez en la temporada a Modric, sustituido en el descanso del derbi. Ahí hay tema pero vamos. Las Palmas agotó sus sustiuciones, pero ni la caída de tensión blanca le hizo acariciar el gol. Como si se conformara con no salir goleado de Chamartín, el equipo canario entendió que no era su pelea. El Madrid tendrá que mejorar sus prestaciones en Montilivi para salir de Girona con el liderato bajo el brazo.
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