El prejuicio es la mayor barrera: Damián Ontiveros   

0
963
Para su exposición “No Retén / Migración y Visibilidad”, Damián Ontiveros llevó a cabo acciones como intercambiar tiempo de trabajo con migrantes que viajan hacia Estados Unidos y que hacen escala en la ciudad de Monterrey. (damianontiveros.com)

CDMX.- Para su exposición “No Retén / Migración y Visibilidad”, Damián Ontiveros llevó a cabo acciones como intercambiar tiempo de trabajo con migrantes que viajan hacia Estados Unidos y que hacen escala en la ciudad de Monterrey. La experiencia fue trabajar con ellos en talleres sobre cómo pintar un retrato y sacar un tono de piel, o talleres alrededor de una imagen, una historia ligada a sus orígenes.

La exposición, cuyos resultados se muestran en la Casa de la Cultura de Nuevo León, en Monterrey, hasta el 10 de julio, recoge lo vivido en estos talleres e intercambios a partir de los cuales el artista quiso visibilizar a una población que en la capital regiomontana como en muchas otras partes de México ha acabado por ser invisible.

“El arte sirve para eso, para hacer visible a la persona, para que la persona sienta que puede abrirse paso en un momento dado. Es un momento de emoción que les pertenece, que les da algo de construcción. Cuando hacemos esta dinámica con las artes plásticas ellos se pueden enganchar a una etapa de sus vidas que es la niñez, sus primeros contactos con la pintura vienen de la infancia. Ahí todos hacemos algo en común, la política, la violencia quedan fuera. Todos somos importantes, tenemos opiniones”, cuenta Ontiveros en entrevista.

El artista inició este proyecto en agosto. Trabajó con la Casa del Migrante Casa Nicolás, albergue en Guadalupe, cerca de Monterrey. Fueron alrededor de 40 migrantes; a cambio de su día laboral, él pagaba $500, el doble de que lo que cobrarían como albañiles.

Ontiveros buscó que el público se preguntara ¿estamos invisibilizando a los migrantes? ¿hacemos una especie de capa negra sobre ellos? Y lo siguiente fue “buscar alternativas de visibilización para este problema, no nada más para ellos sino para todos…”.

En la Casa Nicolás, los migrantes reciben albergue por tres días y cada jornada tienen que salir a buscar trabajo; lo que Ontiveros hizo fue ir con ellos, convivir y, con algunos, realizar talleres. Les daba un taller breve sobre arte, con ejemplos de artistas migrantes. Trabajaron en dos piezas: Bandera negra y Paisaje común.

“La primera barrera era el arte mismo, el arte es una cosa muy vetada socialmente. Lo primero era brincar esa barrera. El arte lo puede hacer cualquiera, si está dispuesto”.

Cuenta que para “Bandera negra” les daba una guía sobre de dónde sacar las historias a partir de sus vivencias. En esta pieza, ellos terminaban desconcertados porque, después de pintar, Ontiveros les informaba que el siguiente paso era que él pintaría sus cuadros de negro. “Quedaban en shock. Yo les decía que si querían conservarlo y llevarse la tela, no les podría pagar; era un dilema”. Fueron seis piezas de “Bandera Negra”, y se presentan en la muestra en su color final.

“Era una metáfora de lo que era la vida para ellos. Lo entendieron y lo aceptaron muy dignamente. Me dijeron: ‘Mira está muy padre, nunca habíamos hecho algo así, pero no lo podemos llevar; en una correteada, igual tenemos que tirar hasta la ropa y más un rollo de pintura. Además necesitamos el dinero”.

Para la obra, “Paisaje común”, Ontiveros les impartió un taller sobre cómo pintar el tono de piel. “Ellos son todos muy morenos y, en contra de la idea de que la piel es rosa, trabajaron en encontrar el tono real”. Sobre la pieza, dibujaban una historia alegre de sus vidas y luego, de nuevo, la pintaban con el color de su piel. El artista ha realizado más de 142 piezas, pero la meta es llegar a 240.

A Damián Ontiveros, el proyecto le dejó muchas ideas como que “el prejuicio es la mayor barrera, es el miedo a lo que no se entiende…”.

EL UNIVERSAL/LMM, 030516