ESTADOS UNIDOS.- El secretario de Estado de EE.UU, Rex Tillerson, amenazó con retirarse del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, al que pertenece desde 2009, si ese órgano no implementa “considerables reformas”, según expresó en una carta publicada por la revista “Foreign Policy”.
La misiva enviada por Tillerson a nueve organizaciones independientes confirma los rumores aparecidos en varios medios de que el gobierno de Donald Trump está considerando retirarse de ese órgano de 47 miembros, con sede en Ginebra y al que EE.UU critica desde hace años debido a su supuesto sesgo en contra de Israel.
Aunque puede que sea la única organización dedicada a los derechos humanos, el Consejo de Derechos Humanos necesita reformas considerables para que nosotros sigamos participando”, escribió Tillerson en la carta, según “Foreign Policy”.
El titular de Exteriores aseguró que EE.UU “sigue evaluando la efectividad” del Consejo, pero es escéptico sobre el valor de formar parte de un órgano de derechos humanos que incluye entre sus miembros a países con un historial cuestionable en la materia, como China, Egipto y Arabia Saudí, de acuerdo con la revista.
Por ahora, Estados Unidos participará en la sesión ya en curso del órgano, que termina el 24 de marzo, para “reiterar nuestra objeción fuerte y por principios al sesgo contra Israel que ha demostrado el Consejo de Derechos Humanos”, apuntó Tillerson.
A corto plazo, EU quiere ver en el Consejo la renovación del mandato de una comisión de la ONU que investiga las atrocidades en Siria, así como de los relatores especiales que investigan casos de tortura y que promueven la libertad de expresión, según Tillerson.
Preguntado hoy al respecto durante una conferencia de prensa, el portavoz en funciones del Departamento de Estado de EE.UU, Mark Toner, no quiso confirmar el contenido de la carta de Tillerson.
Pero Toner sí admitió que el Gobierno de Trump mantiene “conversaciones internas, dentro del Departamento de Estado, pero también con algunos aliados, sobre cómo aumentar la transparencia y la rendición de cuentas en temas de derechos humanos”.
El gobierno del republicano George W. Bush votó en contra de la creación del Consejo de Derechos Humanos en 2006 y se negó a participar en él una vez creado, por considerarlo dominado por países violadores de los derechos humanos.
Su sucesor, el expresidente Barack Obama, decidió sumarse al Consejo de Derechos Humanos con la voluntad de reformarlo desde dentro, y en mayo de 2009 EE.UU se convirtió en uno de los 47 miembros de ese órgano.
Desde entonces, tanto el Gobierno de Obama como numerosos legisladores estadunidenses se quejaron de lo que consideraban un sesgo del Consejo en contra de Israel.
La carta de Tillerson respondía a otra que le enviaron en febrero nueve organizaciones no gubernamentales, entre ellas Freedom House y Better World Campaign, en la que argumentaban que EE.UU tenía más opciones de defender a Israel si permanecía dentro del Consejo.
Según informó este lunes “Foreign Policy”, las dudas del Gobierno de Trump sobre la ONU van aún más allá, dado que la Casa Blanca se plantea ordenar recortes de más del 50 % en los fondos estadunidenses para programas de Naciones Unidas.
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