Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) descubrieron una lápida funeraria de la primera mitad del siglo XVI, la cual podría formar parte de la tumba de Miguel de Palomares, canónigo español que fue integrante del primer cabildo eclesiástico de la Catedral de México, durante el obispado de fray Juan de Zumárraga. De encontrarse los restos de este personaje histórico, se aportarían importantes elementos para comprender parte del modo de vida en las décadas inmediatas a la conquista de México-Tenochtitlan.
Se trata de la primera vez que se identifica in situ el monumento funerario de un alto clérigo ligado a la administración y al culto de la primera Catedral de México, construcción cuyos vestigios yacen bajo tierra. Cabe recordar que los restos de fray Juan de Zumárraga, que sería también su primer arzobispo, fueron exhumados en el siglo XVII y trasladados a la Catedral Metropolitana, la que hoy se conoce y cuya edificación se realizó a lo largo de tres siglos.
En conferencia de prensa, se dio a conocer que el hallazgo registrado por personal del Programa de Arqueología Urbana (PAU) del Museo del Templo Mayor ocurrió en atención al aviso de las autoridades del Fideicomiso del Centro Histórico de la Ciudad de México, cuando ingenieros que supervisaban la cimentación de uno de ocho postes que se instalarán para iluminar la fachada de la Catedral Metropolitana bajaron 20 centímetros más de lo previsto para asentar adecuadamente una de las luminarias.
José Mariano Leyva, director del fideicomiso, narró que los ingenieros toparon con la lápida por azar, de ahí que la fortuna sigue siendo un elemento importante en el encuentro con nuestro pasado. Asimismo, comentó a los medios de comunicación reunidos en el Museo del Templo Mayor que la relación entre la institución que dirige y el INAH es colaborativa.
Tallados sobre la lápida (de 1.87 m de largo, 90 cm de ancho y un espesor de 30 cm), se observan caracteres en castellano antiguo que detallan el último lugar de descanso del canónigo Miguel de Palomares. A éstos sigue una leyenda en letras griegas, la cual aún está por interpretarse, pero que pudiera referirse al nacimiento y muerte del personaje al parecer natural de Calahorra, clérigo de Cuenca, y fallecido en la Ciudad de México en 1542.