Madrid.-La popularidad de las medicinas alternativas crece entre los españoles a pesar de que se multipliquen las pruebas de que pueden ser peligrosas para la salud. Tras la muerte de un paciente que abandonó la quimioterapia siguiendo los consejos de un falso médico, una iniciativa en el Parlamento intenta que los doctores denuncien cuando detecten que sus pacientes están bajo la influencia de curanderos.
Mario Rodríguez falleció en 2013 por leucemia. Tenía 21 años. Meses antes había abandonado la quimio mientras seguía una terapia alternativa dirigida por un hombre que se presentaba como médico naturista, José Ramón Llorente, y que le recetaba “pastillas de brócoli”.
El caso de Mario se encuentra en los juzgados de Valencia, denunciado por el padre del joven, y ha puesto de relieve la importancia del problema.
España carece de un registro de personas que se dedican a terapias de salud sin un título científico, pero la Asociación de Profesionales de las Terapias Naturales asegura que en el sector son 80 mil “profesionales”.
Mediante naturopatía, homeopatía, medicina ortomolecular, gemoterapia o acupuntura tratan depresiones, dolores y tumores sin que existan pruebas de su eficacia. Pese a ello, el 13% de los españoles prefiere este tipo de pseudoterapias, según las encuestas oficiales del Centro de Investigaciones Sociológicas.
Para evitar comportamientos peligrosos, como el abandono de tratamientos médicos efectivos, el partido liberal Ciudadanos quiere obligar a que los doctores reales denuncien los casos de prácticas “alejadas de la evidencia científica y que pudieran causar un perjuicio real en la salud”.
El Partido Socialista (PSOE) ya intentó regular estas prácticas cuando estuvo en el gobierno, pero no tuvo éxito. Ahora los socialistas no apoyan la propuesta de Ciudadanos porque descarga la responsabilidad en los doctores.
Los colegios médicos tampoco quieren ejercer ese control, y piden que sea el gobierno quien actúe contra las pseudoterapias. El ministerio de Sanidad incitó a los ciudadanos a que denuncien esos casos.
Numerosos estudios científicos avalan que las terapias alternativas alejan a los pacientes de los tratamientos médicos de validez probada, haciéndoles creer que existe una solución distinta para sus dolencias.
Un reciente investigación de la Universidad de Columbia con enfermas de cáncer de mama demostró que el uso de terapias complementarias se asocia a un inicio tardío de la quimioterapia, cuando está demostrado que cada mes de retraso en este tratamiento disminuye el 15% las posibilidades de curarse.
Los médicos denuncian que el sector de los tratamientos alternativos es muy lucrativo, y eso hace difícil terminar con él. Pese a su probada falta de eficacia, la facturación de la industria homeopática, encabezada por la multinacional francesa Boiron, alcanzó en España los 60 millones de euros en 2011, según la propia empresa.
El partido Ciudadanos también protestó la semana pasada por el estreno de un programa de la radio pública que promociona la reflexología, el biomagnetismo, reiki y otras terapias sin aval. No es la primera ocasión en que la radiotelevisión española es criticada por difundir mensajes pseudocientíficos, y uno de sus anteriores presidentes se disculpó por ello ante el parlamento.
Mientras, las universidades del país han ido cancelando sus cursos de pseudomedicina. La Universidad de Málaga anunció el verano pasado que retiraba una cumbre de tratamientos alternativos “tras la petición de una parte del profesorado de diversas áreas”. La Universidad de Barcelona también canceló este curso su máster de homeopatía por “falta de base científica”. Antes ya lo hicieron en Córdoba y Sevilla.
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