Cumple El Hijo del Santo cuarenta años como profesional

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CD. DE MÉXICO.- Todo inició el 18 de octubre de 1982 en Nuevo Laredo, Tamaulipas. Aliado a Ringo Mendoza, El Hijo del Santo enfrentó a Sangre Chicana y Coloso Colosetti. Tras cuatro décadas pobladas de gloria, llega a su madurez luchística como un gladiador independiente.

Dos años más tarde (1984) de su estreno, en la que su primera gran casa profesional, el Toreo de Cuatro Caminos, ganó el campeonato mundial fue de peso ligero avalado por la prestigiada UWA, venciendo al ahora legendario Negro Casas.

Muy pronto empezó a conquistar máscaras y cabelleras, la primera de peso llegó en 1985, de nuevo en el Toreo, destapando a Aristóteles I.

Espanto Jr., Kato Kung Lee, Silver King, León Chino y El Cuchillo poblaron su récord triunfal defendiendo la incógnita de plata.

Una cita inolvidable ocurrió el 6 de noviembre de 1994 cuando aliado a Octagón apostó la máscara contra las cabelleras de Eddy Guerrero y Love Machine en el Sports Arena de Los Ángeles California.

Ha sido ocho veces campeón mundial welter de la UWA; también fue monarca de parejas de la NWA compartiendo esquina con Octagón.

Tres ocasiones dueño del cetro mundial de parejas avalado por Triple A, CMLL y WWA; además de portador de los cetros nacionales welter, medio y de tríos; y el de parejas del CMLL haciendo equipo con Negro Casas.

Ya como promotor de ‘Todo por el Todo’, conquistó sus dos máscaras más recientes: en el 2007, derrotando a Pentagón Black en el Toreo de Cuatro Caminos; y cinco años más tarde, la del Ángel Blanco Jr. en el Gimnasio Juan de la Barrera.

“Agradezco a mi padre Santo, El Enmascarado de Plata la herencia que me dio en vida pero debo decir que lejos de ser fácil mi incursión en la lucha libre, como mucha gente lo pensó en mis inicios, me costó mucho más porque tuve que luchar también contra las comparaciones y forjar mi propia historia”, recordó el luchador en un mensaje compartido en sus redes sociales.

Aceptó que una carrera profesional como la que forjó no sería lo que es sin el apoyo del público aficionado. “Cuarenta años se dicen rápido, pero detrás hay una historia. Ahora con el internet ya todo está documentado, pero lo que la gente no sabe es que para mantener una carrera como la mía, siendo hijo del más grande luchador enmascarado de todos los tiempos, he tenido que vivir también otro tipo de golpes bajos como las traiciones, el abuso de las empresas y algunos promotores”.

Así como ha visto el dolor de ver a sus compañeros dejar su vida en el ring sin ser remunerados justamente “terminando sus días en la pobreza siendo apoyados muchas veces solamente por los mismos compañeros”, lamentó el plateado.

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