CD. DE MÉXICO.-El agua es esencial para la vida. Nuestro cuerpo está compuesto en 70 por ciento de líquidos; de ahí la importancia de una hidratación adecuada para el correcto funcionamiento de los órganos.
“Esto impacta en todo el organismo, incluyendo piel, músculos, digestión y, por supuesto, riñones. Al sudar, orinar o defecar se pierde líquido y hay que reponerlo. La recomendación es consumir de seis a ocho vasos de agua diarios (equivalentes a entre 1.5 y dos litros) tan sólo para hidratarse, aunque esto varía según el peso, actividad física y factores específicos, como el embarazo o la lactancia”, explica Félix Santaella Torres, académico de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Entonces, ¿cuánta debemos beber? La Fundación Nacional del Riñón de Estados Unidos indica que, en promedio, una persona produce 1.5 litros de orina al día; por tanto, lo deseable es tomar agua hasta saciar la sed y generar una micción de color amarillo claro o incolora.
“Medio vaso de jugo, uno de leche y un par de tazas de café o té al día abonan a los líquidos totales en el organismo, pero deshidratan por cuestiones de funcionamiento celular. Para alcanzar niveles óptimos y que todo se mantenga como es debido, lo mejor es el agua simple”.
Uno de los órganos más beneficiados por un consumo adecuado deH20es el riñón, encargado de filtrar sustancias de desecho, eliminar toxinas y regular el equilibrio de líquidos en el cuerpo. Si la ingesta es insuficiente, éste no puede realizar con eficiencia sus funciones, lo cual podría provocar deshidratación, acumulación de toxinas y cálculos renales.
No hay una cantidad de agua “ideal”
Según un estudio de 2022 publicado en la revista Science, la cantidad “ideal” de agua para los seres humanos varía según factores ambientales, físicos y socioeconómicos. La investigación (que contempló a más de cinco mil 600 personas de 23 países) utilizó técnicas avanzadas de rastreo isotópico para medir el recambio de líquido en el cuerpo, es decir, la cantidad que entra y sale del organismo a diario.
En el documento Variación en la renovación hídrica humana asociada a factores ambientales y de estilo de vida se reporta que la cantidad de agua que necesita la gente depende de múltiples factores (por ejemplo, los hombres tienen mayor recambio que las mujeres y éste disminuye con la edad, o que los atletas refieren un consumo mucho mayor).
Los autores observaron que quienes habitan en climas cálidos o altitudes elevadas requieren más agua, y que quienes viven en países con un bajo índice de desarrollo consumen más que los habitantes de naciones industrializadas, quizá por una mayor exposición a temperaturas extremas y menores recursos para regular térmicamente su entorno.
Además, el artículo resalta la importancia de ajustar las recomendaciones de ingesta hídrica según el contexto individual y ambiental, y advierte que dos mil 200 millones de personas en el mundo no tienen acceso a agua potable, lo que convierte al tema en una prioridad global.
No hay una cantidad de “ideal” para todos, se concluye. El consumo adecuado depende de la edad, actividad física, ubicación y clima; por ello, ponderar estos factores ayudaría a diseñar estrategias de hidratación más precisas y adaptadas a las necesidades reales de cada quien.
Signos de alerta
En palabras de Santaella, la sed es el primer indicador de que el cuerpo necesita ayuda, pues es una señal de que las células están entrando en estado de deshidratación y una advertencia de que necesitamos agua.
Sin embargo, no todos los focos rojos se encienden así de rápido y los síntomas de que un riñón está fallando (hinchazón en piernas y párpados, fatiga, náuseas o retención de líquidos) suelen aparecer en etapas avanzadas, cuando el padecimiento ya es crónico e irreversible. Por ello, prevenir es clave y esto se puede hacer con hidratación adecuada y chequeos médicos regulares.
“No es lo mismo hablar de un niño —más susceptible a perder líquidos con menos reservas— quede personas con alguna condición vulnerable y cuyo sistema puede colapsar”. Y es que las personas con diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares u obesidad tienen mayor riesgo de desarrollar padecimiento renal y son lasque deben realizarse las pruebas y evaluaciones específicas indicadas por los especialistas.
Si no nos hidratamos adecuadamente durante periodos largos, el riñón empieza a inflamarse y a cicatrizar, por lo que no es raro que después de los 55 años dicho órgano experimente cambios celulares y estructurales por falta de H20.Por ello, el profesor titular del Posgrado de Urología en el Centro Médico Nacional La Raza recomienda beber agua a lo largo del día, sin esperar a sentir sed; evitar el consumo excesivo de alcohol, café y refrescos; usar apps o calculadoras de hidratación para determinar la cantidad ideal de líquido según nuestro peso y actividad, y tomar agua antes de dormir, sin que esto interrumpa el sueño por tener que ir al baño.
“Las bebidas con azúcar, alcohol o cafeína generan una falsa sensación de hidratación y pueden contribuir a desarrollar daño renal en el largo plazo. El agua es clave para mantener el equilibrio de nuestro cuerpo y preservar la función renal durante toda la vida, por lo que consumirla en cantidades adecuadas es una inversión en nuestra salud”, sostiene.
Día Mundial del Riñón
El 11 de marzo se conmemora el Día Mundial del Riñón a fin de crear conciencia sobre comportamientos preventivos y factores de riesgo.
Según el sitio oficial de esta fecha, la enfermedad renal crónica afecta a cerca de 850 millones de personas en el planeta y, si no se detecta en etapas tempranas, puede progresar a falla renal y provocar complicaciones de salud o incluso la muerte. Se proyecta que, para 2040, será la quinta causa de años de vida perdidos, lo que destaca la necesidad de instrumentar, a nivel nacional, estrategias para combatirla.
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