El papa Francisco dijo que cuando alguien busca el camino del privilegio o el beneficio de unos pocos en detrimento de todos, tarde o temprano la sociedad es terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, “causando sufrimiento y frenando el desarrollo”.
En la recepción oficial en Palacio Nacional, encabezada por el presidente Enrique Peña Nieto, los titulares de los poderes Legislativo y Judicial, gobernadores y empresarios, argumentó que un futuro esperanzador se forja en un presente de hombres y mujeres justos y honestos, capaces de empeñarse en el bien común, “que en este siglo XXI no goza de buen mercado”.
En la Catedral Metropolitana, ante 168 obispos, 18 arzobispos y tres cardenales, recordó la misión pastoral que tiene cada sacerdote con su comunidad; les pidió no tener miedo a la transparencia, no dejarse corromper, ni “poner su confianza en los carros y caballos de los faraones actuales”.
Durante su mensaje, el líder católico les rogó “no minusvalorar el desafío ético y anticívico que el narcotráfico representa para la entera sociedad mexicana, comprendida la Iglesia”.
Jorge Mario Bergoglio les recordó que la gravedad de la violencia exige a los integrantes de la Iglesia coraje y un proyecto pastoral para hacer frente a la insidiosa amenaza del narcotráfico.
El Pontífice pidió también una mirada “de singular delicadeza” para los pueblos indígenas, que aún esperan que se les reconozca la riqueza de su contribución y la fecundidad de su presencia “para heredar aquella identidad que les convierte en una nación única y no solamente una entre otras”; instruyó también a acercarse más a los jóvenes.
Más tarde, al cumplir con uno de los objetivos de su visita pastoral de estar frente a la Virgen de Guadalupe, en la Basílica, al oficiar la misa recordó a las víctimas de la delincuencia: “Dios se acerca al corazón sufriente, pero resistente de tantas madres, padres y abuelos que han visto partir, perder o incluso arrebatarles criminalmente a sus hijos”.