CDMX.- Fantasmas, dudas, incertidumbre, vida y muerte son conceptos abordados en “Latidos”, la nueva producción de Contradanza, compañía que está bajo la dirección de la coreógrafa y bailarina Cecilia Appleton.

En conferencia de prensa, Appleton indicó que “Latidos” surgió después del deceso de su padre. “Se quiere representar la incertidumbre que sentimos los humanos cuando un ser querido ha marcado nuestra vida y está al borde de la muerte. Se verán momentos de mucha confusión y de claridad porque cuando se contempla la vida con honestidad, se puede ver que vivimos en un estado constante de ambigüedad”, comentó.

La temporalidad también cobra relevancia dentro de la puesta en escena porque la muerte influye en lo temporal y coloca a los individuos en tiempos que no son lineales. “Cuando mi papá estaba en su etapa final, empecé a darme cuenta que entró en su tiempo y la familia estaba en otro, lo que me llevó a repensar la temporalidad de lo que sucede en el escenario”, explicó la coreógrafa.

Como previo al estreno, en el salón de los espejos del Palacio de Bellas Artes se llevó a cabo un ensayo, donde se mostró parte de la coreografía que Appleton describió como “una continua y desconcertante oscilación entre la claridad y la confusión, la perplejidad y la revelación, la certidumbre y la incertidumbre. La sabiduría y la confusión surgen de manera simultánea”.

La ganadora de la Luna del Auditorio en 2014, añadió: “No sé si ‘Latidos’ es un sueño que viví de mucha intensidad con mi familia o si está ligado a todos los seres que, de alguna forma, tenemos que vivir la trascendencia de un ser que hemos querido tanto y que está a punto de pasar a otro plano”.

Por su parte, Yseye Appleton, hijo de la bailarina, indicó que la obra forma parte de algo individual y llega hasta un punto más universal. Al bailarín lo acompañarán en escena otros 11 compañeros.

“Latidos”, producción que verá la luz el martes 26 de julio a las 20 horas en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, forma parte de la Temporada de Danza 2016, cuenta con coreografía de Cecilia Appleton y música de Eduardo Sales.