CDMX.- A grandes males, grandes remedios.
Cruz Azul le dio la espalda a su estirpe de equipo grande, lo que queda de ella; jugó como del “montón”, del modo más arcaico y “ratonero” posible, pero el fin justifica los medios y se ganó 0-3 a los desahuciados Jaguares de Chiapas.
Con este resultado La Máquina llegó a once puntos, lo que lo pone a mitad de la tabla y lo aleja de los últimos lugares de la tabla de cocientes, en tanto que los Jaguares se quedaron con cuatro en el sótano de la competencia y dejando en dudas si la decisión de mantener a José Saturnino Cardozo en la dirección técnica estuvo bien tomada.
Los cementeros salieron a no perder. Así fue el mensaje que mandó Tomás Boy a la cancha al mandar una defensa que muchas veces se convertía en línea de cinco y un medio campo marcado con tres hombres con funciones de marca, dejando el ataque a la velocidad del novato Rosario Cota o el paraguayo Jorge Benítez.
Mas eso fue suficiente para vencer a un pobre felino, muerto en vida, lleno de dudas y poco futbol, lleno de buenas intenciones, pero con poca calidad, desanimado, sin alma, sin vida…
A los cinco minutos el plan de Boy funcionó. Una descolgada de Joao Rojas dejó solo a Cota, que con un certero disparo abrió el marcador.
A partir de ese momento Cruz Azul comenzó a destruir en vez de crear, no tuvo ninguna jugada más a la ofensiva, aunque a decir verdad, Jaguares tampoco inquietó a la defensa de los capitalinos.
En el segundo tiempo, los azules aprovecharon la ansiedad felina y se soltaron un poco, pero solamente un poco más.
Enzo Roco de remate con la cabeza puso el segundo para La Máquina, lo que hizo ir con más enjundia a los locales, conscientes de que a Cruz Azul siempre es posible darle la vuelta.
Mas en esta ocasión esto no sucedió y en el minuto 90, Erick Torres filtró el balón a Joao Rojas que quedó solo frente a Liborio Sánchez para fusilarlo. Esta vez no la “cruzazuleó”