El presidente de Perú, Ollanta Humala, deja este jueves el gobierno con un índice de aprobación muy bajo: 25% y una desaprobación del 68%, de acuerdo con la última encuesta de Ipsos.
Esto es menos de lo que tuvieron en su momento Alejandro Toledo (33%, en 2006) y Alan García (42%, en 2011). Otra encuesta, de GfK, realizada en julio, indica que el respaldo de Humala es todavía más bajo, 23%.
Los peruanos consideran que lo más negativo de su gobierno fue el incremento de la delincuencia, la corrupción y la influencia en el gobierno de Nadine Heredia (esposa de Humala, dirigente del Partido Nacionalista Peruano y quien ha sido acusada de presunto lavado de dinero en la administración del partido).
La propia Heredia tiene un 82 % de desaprobación, de acuerdo con Ipsos. En tanto, GfK dice que un 58% le atribuye a Humala el aumento de la inseguridad y un 55%, un exceso de poder a Heredia.
“No es fácil explicar por qué la popularidad de Humala descendió tanto”, dijo el analista político peruano Santiago Pedraglio.
Humala entrega el jueves la presidencia a Pedro Pablo Kuczynski, de 77 años de edad, quien venció con una ajustadísima diferencia a Keiko Fujimori (hija del ex presidente Alberto Fujimori) en segunda vuelta.
El presidente entrante llega con buena imagen. Un 56% de aprobación y una desaprobación del 18%, según Ipsos, y la confianza de un 53% de los peruanos, de acuerdo con GfK. “El país vive una etapa de esperanza y de voluntad integradora”, asegura Torres Guzmán.
De Kuczynski se espera que implemente políticas contra la delincuencia, y también contra la pobreza y de crecimiento económico.
Cuando ganó las elecciones su mensaje fue de unidad: “El Perú tiene grandes retos por delante. Que no se confunda el diálogo con debilidad”. A partir de este jueves deberá cumplir.