Un terremoto sacudió a Brasil tras la destitución de la ahora ex presidenta Dilma Rousseff, y la investidura de Michel Temer, quien se desempeñó como presidente interino desde mayo, luego de un dramático proceso de ocho meses en la Cámara Alta del país.
Distintas voces en aquella nación no han dudado en pronunciarse, ya sea a favor o en contra del consumado impeachment, al que los fieles a Rousseff califican de “golpe de Estado”.
El ex embajador de Brasil en Estados Unidos y Reino Unido durante el gobierno de Henrique Cardoso, Ruben Barbosa considera que el cambio en el gobierno sentará las bases para una mejora en el sector económico: “esperamos que haya una serie de reformas y que sea tomado en cuenta el punto de vista de los socios de Brasil”, dijo: “hay una gran esperanza de que el presidente consiga aprobar en el Congreso sus reformas para el gasto público y la reforma política y laboral”.
El senador Ronado Caiado fue uno de los 61 senadores (de los 81) que votó a favor a favor de separar a Dilma del cargo. Luego de que se volviera a votar y se decidiera mantener los derechos políticos de la ex mandataria, el legislador opinó: “Se alteró la Constitución brasilera y se distorsionó la interpretación del artículo 52, que dio a ella la oportunidad de asumir una función pública mañana.
Caiado, además, acusa al gobierno de Michel Temer de haber pactado con el PT para que no se consumara la inhabilitación de la función pública de Rousseff: “Esto es totalmente inconstitucional”, se quejó.
El escritor, ex diputado, ex Secretario de Cultura, y ex Secretario de Educación del Estado de San Pablo, Fernando Morais, describió a Michel Temer, el nuevo presidente como un “personaje frágil política y moralmente. Políticamente, por haber presidido el Partido de Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), una confederación sin ningún tipo de unidad interna, excepto cuando se trata de la distribución de cargos. Y moralmente, porque está sumido en acusaciones por haber recibido 11 millones de reales de una constructora”.
Leandro Uchoas, miembro del cuerpo técnico de la Asamblea Legislativa de la ciudad de Río de Janeiro y del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) aseveró que “Brasil está viviendo una estafa, recubierta falsamente de legalidad”.
En opinión de Uchoas, Rousseff fue muy impopular “y las elites brasileñas inventaron una forma ilegal de sacarla del poder”.