En su informe anual sobre la pena de muerte, Amnistía Internacional afirmó que el gigante asiático mató a “miles” de personas. Los otros tres países que más aplicaron la pena capital fueron Irán, Arabia Saudita e Irak.
China volvió a ejecutar en 2016 a más condenados a muerte que el resto de países juntos, en un momento en el que la pena capital recula en el mundo, afirmó Amnistía Internacional a la vez que denuncia el “secreto de Estado” de Beijing respecto de las ejecuciones que aplica.
En su informe anual sobre la pena de muerte publicado el martes, la ONG de defensa de los derechos humanos afirma que el gigante asiáticomató a “miles” de personas, una cifra basada en la examinación de las actas judiciales y las noticias en prensa. El resto de países ejecutaron a al menos 1.032 personas, un descenso del 37% respecto a 2015.
“China es el único país que mantiene un régimen de completo secreto sobre las ejecuciones”.
Los otros tres países que más aplicaron la pena capital fueron Irán, Arabia Saudita e Irak, indica Amnistía.
El informe señala que muchas sentencias de muerte en el país asiático, incluidos casos que implicaban a extranjeros, fueron omitidas de la base de datos pública sobre veredictos judiciales, lo que sugiere un esfuerzo voluntario en esconder el alcance real de las ejecuciones en ese país.
“China es el único país que mantiene un régimen de completo secreto sobre las ejecuciones”, explicó el director de Amnistía para el este de Asia, Nicholas Bequelin, en una rueda de prensa en Hong Kong.
“Probablemente, el motivo es que las cifras son tan asombrosamente altas que China no quiere ser (vista) como un completo caso aparte en el mundo“, agregó.
Pese a que los medios locales reportaron al menos 931 ejecuciones entre 2014 y 2016, un 15% no aparecían en la base de datos pública, según Amnistía.
Y estimaciones previas de otros grupos proderechos humanos también cifran en millares las ejecuciones anuales aprobadas por Beijing.
Los tribunales chinos tienen una tasa de convicciones del 99,92%. Las ONGs temen que haya veredictos erróneos fruto de confesiones forzadas y de la ausencia de una verdadera defensa de los acusados durante los juicios.
Aunque Beijing ha admitido errores y ha prometido reformas, según los expertos, aún no han sido implementadas.
“Incluso Mao Zedong, posiblemente el mayor ejecutor de la historia de la humanidad, reconoció la probabilidad de cometer errores cuando se imponía la pena de muerte”, dijo a la AFP el profesor de la Universidad de Nueva York Jerome Cohen.
Un informe de 2016 de la Fundación Dui Hua, con base en los Estados Unidos, reveló que la media de espera de un prisionero en el corredor de la muerte es de sólo dos meses antes de la ejecución.
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