YUCATÁN.- Investigadores y arqueólogos mexicanos trabajan estos días para recuperar Chichén Viejo, uno de los 13 conjuntos que se encuentran alrededor del centro ceremonial de la zona arqueológica de Chichén Itzá, uno de los principales atractivos turísticos de la Península de Yucatán.
El sitio, cuyos palacios, estructuras, conjuntos habitacionales y murallas marcan la relación de los antiguos habitantes con la naturaleza, lleva un 80 % de avance en los trabajos de investigación y exploración.
“Temporalmente suspendimos los trabajos de investigación que se realizaban en ese sitio. Pero apenas se pueda retomaremos el proyecto de investigación que se suspendió por la pandemia del coronavirus”, reveló este miércoles Eduardo López Calzada, delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Yucatán.
El objetivo es retomar el plan de manejo y operación de la zona arqueológica de Chichén Itzá y sumar los trabajos de investigación de Chichén Viejo al conjunto del centro ceremonial, donde está el Castillo de Kukulcán, el Juego de pelota y el Templo de los Guerreros, entre otros monumentos en el que los mayas rendían tributo a los dioses del Sol, la Luna, el Viento, el fuego y la lluvia.
“Para abrir la zona arqueológica de Chichén Viejo, el INAH tendrá que aplicar un esquema distinto a lo experimentado. Seremos rigurosos e institucionales en los acuerdos para que nadie se haga el desentendido con ese lugar”, dijo López Calzada.
El titular del Centro INAH-Yucatán precisó que el plan de investigación avanza favorablemente en Chichén Viejo y los arqueólogos Francisco Pérez Ruiz y José Osorio León, a cargo de los trabajos, “están contentos”.
Figuras fálicas y otros secretos de Chichén Viejo
Chichén Viejo incluye en su selvático conjunto palacios mayas, altares y una muralla perimetral que delimita las estructuras.
El complejo habitacional perteneció a un integrante de la élite maya, quizá a algún allegado del gobernante donde habitó con toda su familia y sirvientes.
Hay evidencia que del 650 al 700 después de Cristo (dC) empezó su desarrollo y llegó a su auge del 900 al 1.200 dC, dijo el arqueólogo Marco Antonio Santos, director de la zona arqueológica de Chichén Itzá.
El sac bé (camino blanco en lengua maya) que une el complejo ceremonial de Chichén Itzá con la zona de Chichén Viejo guarda celosamente un secreto: atlantes (figuras antropomorfas), una plataforma en forma de tortuga y el Palacio de los Falos.
“Aunque en otros sitios de la Península de Yucatán hay más de 100 figuras fálicas, Chichén Viejo es el único que tiene un palacio dedicado al miembro masculino, porque los habitantes prehispánicos creían que así se fertilizaba la tierra”, explicó José Antonio Keb, custodio del INAH en la zona arqueológica de Chichén Itzá.
El guardián nocturno del sitio dijo que este Palacio de los Falos, y otras construcciones de la zona, guardan secretos de los mayas y su culto sagrado a la fertilización y la naturaleza.
“Es un lugar fuera de serie, te transporta a otra dimensión por la belleza de su arquitectura y la forma en que las construcciones se enlazan con los árboles”, dijo Keb, que desde hace 23 años trabaja como custodio del INAH.
De ese período, 17 años ha trabajado de noches. “Ni se imaginan todos los movimientos astrales que he visto”, subrayó.
En ese lugar también está la Casa de los Caracoles y el Templo de los Búhos, este último tiene esculturas de esas aves con alas extendidas que se alternan con figuras humanas que portan largos picos e instrumentos de auto sacrificio.
También está la Galería de los Monos, que tiene relieves y 16 paneles, seis en los cuales representan a grandes señores, sacerdotes mayas u otros miembros de la élite.
“Los elementos decorativos de la fauna de la región, como monos, búhos, caracoles y tortugas, confirman que el medioambiente también era sagrado para esa cultura prehispánica”, aseveró orgulloso el custodio, heredero de la cultura maya.
Un “filón de oro” para el Tren Maya
Las investigaciones comenzaron en 1998, periodo en el que estuvo abierto al público. Para entrar, el visitante pagaba un boleto especial para disfrutar la belleza arquitectónica y el decorado en los estilos puuc y maya-tolteca, que corresponden a varios periodos.
Pero las investigaciones se paralizaron y se cerró de nuevo al público poco después debido a la falta de presupuesto. Durante años, la mayoría de esfuerzos de rehabilitación se dedicaron a Chichén Itzá.
El director de la Zona Arqueológica de Chichén Itzá, Marco Antonio Santos, confirmó que los trabajos de rehabilitación en Chichén Viejo registran un avance del 80 %.
“Esperamos que pronto se pueda abrir, pero con un esquema diferente, cuidando el número de personas y resaltando la naturaleza y los valores arqueológicos del lugar”, subrayó.
Santos explicó que los trabajos de exploración consisten en quitar tierra y vegetación en las estructuras y después “hacer un registro minucioso de los espacios para conocer su relación arqueológica y cultural”.
Y aseguró que Chichén Viejo será un filón de oro para el futuro Tren Maya, una de las principales obras de infraestructura del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que busca desarrollar el turismo en el sureste del país, tradicionalmente rezagado.
“Abriremos, pero con un esquema distinto, ya que el lugar es grande y si los visitantes desean podrán ir a un lugar más exclusivo”, limitando la afluencia de turistas nacionales y extranjeros para conservar la zona, concluyó.
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