ESTADOS UNIDOS.- Tener una doble vida parece algo propio de superhérores, espías y agentes secretos, pero en la vida real no es raro que personas ‘normales’ escondan secretos increíbles a sus familias, amigos, compañeros de trabajo e incluso al mundo entero.
Y no, no hablamos de patologías, ni de trastornos disociativos de la identidad, hablamos de personas que estando en pleno uso de sus capacidades cognitivas, emocionales y sociales mantienen dos vidas distintas ¡dos! ¡Como si no costara vivir una sola!
Un claro ejemplo es el caso de Anthony Gignac, un hombre de Michigan, Estados Unidos, que durante 20 años se hizo pasar por un príncipe saudí.
Aunque el creía que tenía cada detalle bajo su control, un insignificante error hizo que fuera descubierto por un inversionista de Miami, a quien pretendía estafar.
De acuerdo con el Miami Herald, el hombre oriundo de Colombia, se hacía llamar el ‘Sultán Bin Khalid Al-Saud’. Su última estafa -que afortunadamente no se concretó- fue cuando en 2017 fingió estar interesado en invertir cientos de millones de dólares en el histórico Hotel Fontainebleau de Miami Beach, que había sido renovado y ampliado por el urbanizador Jeffrey Soffer, de la empresa Turnberry Associates.
Dos meses después, en mayo, tuvo su primer encuentro con Soffer. Fue invitado al Fountainebleau, lugar al que llegó en un Ferrari California 2016, que portaba aparentemente placas diplomáticas, aunque más tarde se reveló que las había comprado en eBay.
LUJOSA VIDA
Como buen multimillonario, el ‘príncipe’ daba a conocer su lujoso estilo de vida en su cuenta de instagram, en la que se identificaba como @princedubai_07.
Sin embargo, todo cambió en agosto del año pasado, cuando Gignac le devolvió el gesto a Soffer y lo invitó a su lujoso apartamento en la exclusiva Fisher Island, en la Bahía de Biscayne de Miami.
El falso príncipe le mostró una carta supuestamente emitida por el Bank of Dubai, que garantizaba la disponibilidad de 600 millones de dólares para invertir en el hotel y dos autos de lujo que tenía en el estacionamiento, ambos con supuestas placas diplomáticas.
Ese mismo mes, Gignac y Soffer volaron a Aspen. El empresario le regaló al falso príncipe saudí un brazalete Cartier valorado en decenas de miles de dólares.
Durante sus reuniones de trabajo, Soffer se percató de algo, el supuesto ‘Sultán Bin Khalid Al-Saud’ comía con naturalidad tocineta de cerdo, algo que un príncipe musulmán devoto no podía hacer.
Ante la duda, Soffer pidió a la seguridad privada del Fontainebleau seguir e investigar al ‘príncipe saudí’. Semanas después descubrieron que no era quien decía ser y que simplemente buscaba estafarlos para conseguir grandes sumas de dinero y otros beneficios materiales.
Gignac fue arrestado en noviembre pasado cuando voló de Londres a Nueva York con un pasaporte falso.
Ahora, este hombre de 47 años espera la sentencia, prevista para agosto de este año, tras declararse culpable de robo de identidad, fraude y hacerse pasar por un funcionario extranjero.
Aunque no estafó a Soffer, ya había hecho otras negociaciones previamente en las que obtuvo millones de dólares, con los cuales compró autos Ferrari y Rolls Royce, joyas Cartier y el apartamento en Miami.
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