Carlos Augusto rescata al Inter frente al Kairat

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ITALIA.- En noches como la de Champions se entiende por qué el futbol resiste a los pronósticos. El Inter de Milán, imponente en la previa, terminó salvado por un defensa que convirtió un balón fuera del área en un grito de alivio. Carlos Augusto, con un zurdazo que viajó con una daga, selló el 2-1 sobre el Kairat y evitó que el gigante italiano dejara escapar sus primeros puntos en la competencia más importante del futbol eruopeo.

El equipo de Simone Inzaghi llegó al duelo como favorito absoluto. Nueve victorias en sus últimos 10 partidos y un presente europeo impecable lo respaldaban. Del otro lado, el campeón kazajo, novato en la máxima competencia jugaba con la libertad de quien ya había hecho historia al eliminar al Celtic. .

Lautaro y la costumbre de marcar

El Inter tomó el control del juego desde el arranque. Zielinski orquestó los ataques con la calma de quien conoce los tiempos, y Dimarco fue una pesadilla por izquierda. La jugada del primer gol fue una muestra de la sincronía nerazzurra. Piotr Zielinski cruzó medio campo con un trazo medido,  Federico Dimarco centró  y tras dos rechaces, apareció Lautaro Martínez para mandar la pelota a la red al minuto 45.

El argentino vive un romance con la Champions. Suma 13 goles en 13 partidos en el torneo desde el año pasado y ya es el máximo anotador del Inter en la historia del certamen. Cada vez que pisa el área, algo ocurre. Su tanto parecía encaminar una noche tranquila, pero el fútbol suele esconder su ironía en los rebotes.

El primer golpe recibido

Al 56, tras un tiro de esquina, la defensa del Inter se desordenó por primera vez en el torneo. Sommer despejó a medias, la pelota cayó alta y el israelí Ofri Orad aprovechó el segundo cabezazo para empatar. Gol histórico para el Kairat y el primero que el Inter encajaba en esta edición de la Champions.

Inzaghi miró su banquillo con gesto serio. El ritmo bajó, los pases se hicieron más imprecisos y el nerviosismo comenzó a filtrarse entre los italianos. Pero entonces apareció Carlos Augusto.

El lateral izquierdo había subido con convicción. Al 67, un rebote fuera del área le dejó la pelota botando, y su zurda trazó una parábola imposible. El disparo se incrustó en el ángulo inferior derecho, el silencio fue inmediato y después vino la explosión. El Inter volvía a respirar.

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