Ante las tempestades, Adolfo Bautista volvió a dar de qué hablar a cinco años de su último partido en la Primera División Mexicana, el cual fue defendiendo la camiseta de los Gallos Blancos del Querétaro.
El gol que le marcó al representativo de Las Leyendas del América el pasado domingo en el estadio Jalisco, con toda y la celebración, fue una muestra más de que el “Bofo” fue y será uno de esos jugadores ahora ex, a los que la polémica siempre los rodeará.
La carrera de Adolfo Bautista comenzó en los extintos Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara en 1998. De inmediato comenzó a destacar por su habilidad, así como en sus looks tan extravagantes, como fue el raparse en honor a Sebastián Abreu, entonces goleador de los tapatíos.
De Tecos salió en medio del escándalo, por haberse liado a golpes con un compañero y por constantes roces con el técnico Julio César Uribe.
Se fue a Morelia a donde llegó e dos finales consecutivas, para después ir a Pachuca donde ganó el Apertura 2003, para después vestirse de rayas, ponerse la camiseta del Guadalajara.
Con las Chivas vivió de todo… Encendió a la mismísima Bombonera de Buenos Aires, cuando las Chivas fueron a eliminar en Copa Libertadores a Boca Juniors. El “Bofo” desquició a Martín Palermo, provocó que el estadio se le fuera encima y el entonces técnico de los bosteros Jorge Benítez, le escupió.
Regresó para coronarse con el Guadalajara en el Apertura 2006, anotando el gol del triunfo en la final contra Toluca justo días después de que su madre murió.
Mas el paraíso no estaba hecho para Bautista, quien comenzó a tener diferencias con el entonces técnico del chiverío José Manuel de la Torre, lo que provocó su salida y comenzó su debacle como futbolista.
Fue a Chiapas, regresó transitoriamente a Chivas y se despidió de la primera división en Querétaro.
Jugó en la Liga de Ascenso para San Luis, se fue a la MLS con Chivas USA y acabó su carrera en la NASL de Estados Unidos con los Mustangs de Chicago.
Hoy, dueño de una escuela de formación en su natal Dolores Hidalgo, Guanajuato, el Bofo, con su peinados raros y su clase a cuestas, espera encontrar entre los pequeños soñadores a quién heredarle su futbol, su temperamento y sus locuras.
Porque una cosa es segura, Adolfo Bautista fue auténtico hasta el final.
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