El papa emérito Benedicto XVI, que sufre de una dolorosa infección en el rostro, mejor conocida como herpes zóster, se está recuperando, aseguró esta semana su secretario privado, el obispo Georg Gänswein.
“La enfermedad está disminuyendo”, contó el prelado al periódico alemán Südkurier durante sus vacaciones en ese país.
Gänswein explicó que el pontífice emérito sufrió fuertes dolores justo “después de la muerte del hermano” y que si bien se trata de una enfermedad que no es fatal, es muy penosa.
“Tuvo dolores que no le desearía ni al peor enemigo”, comentó.
El papa emérito, de 93 años, el primer pontífice en dimitir en cerca de 600 años alegando razones de salud, lleva una vida retirada en un pequeño monasterio del Vaticano desde su renuncia en 2013.
Tras la muerte en junio de su hermano mayor, Benedicto XVI padeció un fuerte sarpullido cutáneo en el rostro causado por una infección de origen viral que afecta a los nervios que se encuentran justo debajo de la piel.
El llamado herpes zóster es causado por el virus del herpes zóster, el mismo de la varicela, el cual puede reactivarse después de un período de latencia muy largo.
Benedicto XVI viajó en junio a Alemania para visitar por última vez a su hermano Georg, quien estaba hospitalizado, una visita particularmente conmovedora.
Se trataba de su primer viaje al extranjero desde su renuncia en 2013.
Georg Ratzinger murió a la edad de 96 años el 1 de julio. Los dos hermanos, que se ordenaron sacerdotes el mismo día en junio de 1951, eran muy cercanos.
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