Un atentado suicida contra un mezquita en el norte de Camerún, cerca de la frontera nigeriana, provocó la muerte de al menos 11 personas y lesiones a otras cuatro, informaron hoy fuentes oficiales camarunesas.
El atentado se registró la víspera en la ciudad de Djakana y fue perpetrado por un atacante suicida, que se inmoló al interior de la mezquita durante las oraciones nocturnas, tras el fin del ayuno del mes sagrado del Ramadán.
“Siete personas murieron de inmediato, incluyendo el autor del atentado. Más tarde otras cuatro personas sucumbieron a sus heridas”, informó este jueves fuente de seguridad local, según reporte de la edición electrónica del diario The Guardian Nigeria.
“Tememos que el número de víctimas aumente”, destacó la fuentes, tras confirmar que al menos cuatro personas que resultaron heridas están hospitalizadas.
Midjiyawa Bakari, el gobernador de la región, confirmó la muerte de 10 personas y el atacantes suicida en el atentado y reveló que todas las víctimas eran miembros de una fuerza de seguridad local que lucha contra Boko Haram, por lo que el grupo podría estar detrás del ataque.
El atentado suicidad fue el último en una serie de incursiones que el grupo militante islamista nigeriano ha llevado acabó en la zona norte de Camerún, lo que ha provocado el desplazamiento decenas de miles de personas en los últimos meses.
Boko Haram, que en lengua husa significa “la educación occidental es un pecado”, ha aterrorizado a la población del norte de Nigeria desde 2009, perpetrando ataques contra la policía, escuelas, iglesias y civiles, además de bombardear varios edificios del gobierno y secuestrar a civiles.
Sin embargo, Boko Haram ha ampliado sus operaciones terroristas a lo largo de la frontera con los vecinos países de Chad, Níger y Camerún, en los que ha cometido decenas de atentados suicidas, asesinatos y secuestros.
Según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), unos 250 niños y niñas han sido reclutados o secuestrados por Boko Haram en Camerún en los últimos nueve meses para unirse a su lucha contra el gobierno de Nigeria.
El grupo islámista, que ha prometido lealtad al grupo radical Estado Islámico que opera en Siria e Irak, comenzó su campaña de militancia en Nigeria en 2009 con el objetivo de derrocar el gobierno central.
Se calcula que más de 17 mil personas han muerto, la mayoría civiles, y más de 2.5 millones han abandonado sus hogares a consecuencia de la violenta lucha del grupo extremista para tratar de imponer un Estado islamista en el norte de Nigeria e imponer la Sharia (ley islámica).