LAS VEGAS, Nevada.-El autor de la masacre de Las Vegas era callado, pero enojadizo. Stephen Paddock siempre tenía un puro a la mano, aunque no fumaba, pero notaba rápidamente quiénes lo hacían. Entonces Paddock, un visitante habitual de casinos, encendía su puro y soplaba el humo hacia esos fumadores que le molestaban.
“Él era el rey de la microagresión”, dijo su hermano, Eric.
Investigadores y familiares siguen tratando de entender qué empujó a Paddock a lanzar la mayor masacre en la historia moderna de Estados Unidos.
Paddock, de 64 años, disparó desde su habitación de hotel contra los asistentes a un concierto al aire libre, de los cuales mató a 58 e hirió a otros 500, antes de suicidarse.
Era el mayor de cuatro hermanos. pasó infancia con un padre perseguido y fugitivo. La madre se mudó con sus hijos a California y los crió sola.
En la Secundaria Politécnica John H. Francis, Paddock era un muchacho inteligente, pero mostraba “irreverencia hacia la autoridad”, dijo Richard Alarcón, un ex compañero de clases que más adelante fue concejal de Los Ángeles.
Paddock se graduó de administración de negocios en la Universidad Estatal de California en Northridge en 1977. Luego pasó una década trabajando para el gobierno federal, incluso seis años como agente del Servicio de Impuestos del Departamento del Tesoro de Estados Unidos (IRS). Se casó y se divorció dos veces y seguía con buenas relaciones con sus dos ex esposas, dicen sus familiares. Dejó el gobierno para trabajar como contratista de defensa.
Aproximadamente en esa época comenzó a invertir en bienes raíces. Eric Paddock dice que eso y sus ganancias en el juego lo hicieron multimillonario.
En el Casino Atlantis, en Reno, Paddock conoció a Marilou Danley, una azafata de casino de 2010 a 2013 y se hicieron novios. Danley lo describió como “un hombre gentil, atento, callado… Esperaba un futuro sereno con él”.
Pero varios empleados en un casino Starbucks que frecuentaba la pareja dicen que Paddock a menudo reprendía a Danley en público. Otros que vieron a Paddock en meses recientes lo describieron como alguien desalentado.
Cuando Paddock fue a un concesionario de autos en Reno este verano, le dijo al vendedor Scott Armstrong que estaba deprimido y que tenía problemas en sus relaciones sentimentales.
Los casinos solían darle privilegios. Eric recordó una vez en que les pagaron una cena de sushi que costó unos mil dólares. En el Mandalay Bay, el hotel le pagó la suite del piso 32 desde la que disparó.
Mientras, en California ayer comenzó una feria de armas. “No vamos a politizar este trágico evento”, dijo Robert Templeton, presidente de la feria. “La horrible tragedia en Las Vegas fue, como dijo el presidente Donald Trump, un ‘acto de pura maldad’”, agregó. Esperan unos 12 mil visitantes.
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