¿Cómo retratan los clásicos de Disney los géneros y los estereotipos raciales y culturales?
¿Silbas mientras trabajas? ¿O quizá prefieres simplemente seguir nadando? O, a lo mejor, intentas encerrar tus fenomenales poderes cósmicos dentro de una lamparita.
Si alguna de estas frases resuena ahora en tu mente, entonces es probable que seas un niño de Disney, criado con una dieta regular de cuentos alegres para mantenerte ocupado mientras tus padres se tomaban una hora para encargarse de sus ocupaciones.
La generación que ahora llena el mercado laboral fue alimentada como ninguna otra con un festín de películas de animación durante sus años de crecimiento.
“La Sirenita” apareció por primera vez hace 30 años y menos de seis meses más tarde fue lanzada en formato de video. Ese fue un cambio significativo para Disney, que usualmente esperaba varios años antes de permitir que las películas estuvieran disponibles en VHS.
Las producciones siguientes, hechas en la década de 1990, -incluyendo “La Bella y la Bestia”, “Aladino”, “El Rey León”, “Pocahontas” y las dos primeras películas de “Toy Story”- también estuvieron disponibles en video aproximadamente un año después de haber llegado al cine.
Y luego llegaron los DVD. El primer DVD animado de Disney fue una edición de La Sirenita en 1999. Los DVD no necesitaban ser retrocedidos y eran menos susceptibles de dañarse después de haber sido vistos una y otra vez. Eran la perfecta “niñera electrónica”.
Pero, ¿tuvo ese coctel de moralidad, estereotipos y chispas de magia de Disney algún impacto duradero en esta generación de adultos que, hace un tiempo atrás, devoró estas películas siendo niños?
¿Y podría tener influencia en cómo tus colegas se comportan en el trabajo o incluso en tu futuro profesional?
“Disney es bastante ubicuo en nuestra cultura moderna. Los videos caseros expusieron a los niños una y otra vez a las ideas de las películas de Disney. Si ellos estuvieron viéndolos desde una edad muy temprana esto podría tener un impacto”, señala Martyn Griffin, un experto en percepciones culturales de la Universidad de Durham en Reino Unido.
A primera vista, estos dibujos animados son un entretenimiento inocuo, pero algunos investigadores han expresado su preocupación por las enseñanzas subliminales que las películas de Disney pueden contener.
Quizá la crítica más común tiene que ver con cómo retrataban en el pasado los géneros y los estereotipos raciales y culturales.
Cuando fue divulgada por primera vez en 1993, la canción inicial de “Aladino”, por ejemplo, contenía en inglés una frase que decía “te van a cortar la oreja si no les gusta tu cara”. Disney luego cambió la letra.
Estereotipos duraderos
Algunos investigadores dividen en varias etapas la forma en la que la corporación retrata a las mujeres.
Primero vino la era doméstica, cuando los personajes femeninos como”Blancanieves”, “La Bella Durmiente” o “Cenicienta” eran vistas como amas de casaque con frecuencia estaban haciendo labores de limpieza y que necesitaban ser rescatadas por un hombre.
Luego vino la fase rebelde de Ariel en “La Sirenita”, de la princesa Jazmín en “Aladino”, “Pocahontas” y “Mulan”. Durante esta etapa, las mujeres de Disney parecían haber ganado mayor independencia y luchaban para librarse de las ataduras sociales. Pero Ariel sacrifica su voz para poder estar con el hombre al que ama.
“Aquí el simbolismo es poderoso”, escribieron en una investigación Mia Adessa Towbin y sus colegas del departamento de estudios familiares de la Universidad del Estado de Colorado (EE.UU.). “Para ganar el amor de su príncipe, ella debe renunciar a sus pensamiento e intelecto, a su independencia e identidad”.
Aunque el cuento fue originalmente escrito por Hans Christian Andersen, los investigadores afirman que ofrece una buena metáfora de lo que ocurre con muchas de las heroínas de Disney: “nadie escucha sus palabras”.
“La Sirenita” y las cinco películas que le siguieron también mostraron otra tendencia: los personajes femeninos empiezan a hablar menos. Pese a tener los roles protagónicos, las mujeres hablan apenas un 32% del tiempo en “La Sirenita”; 24% en “Pocahontas” y 23% en “Mulan”. En “Aladino”, esta cifra alcanza apenas 10% de los diálogos.
Carmen Fought y Karen Eisenhauer, lingüistas de la Universidad del Estado de Carolina del Norte (EE.UU.) cuyos análisis hallaron estas cifras, también descubrieron que los personajes masculinos en estas películas tienden a dar muchas más órdenes a los femeninos, muchos más que ellas a ellos. Y, cuando eran las mujeres las que usaban la autoridad, ellas eran más corteses que los hombres.
Otros estudios indican que los niveles de incertidumbre en los diálogos de los personajes femeninos también aumentaron.
Para los críticos, esto envía un fuerte mensaje a los niños que refuerza muchos de los viejos estereotipos de género. Y existe alguna evidencia de que eso podría dejar una marca duradera.
Un estudio realizado por Sarah Coyne, investigadora sobre vida familiar de la Brigham Young University, -inspirado por su preocupación por el consumo que hacía su propia hija de las películas de Disney- encontró que en niñas de dos años de edad la exposición a las princesas de Disney se asocia con un comportamiento femenino mucho más próximo a los estereotipos y con una menor autoestima corporal un año más tarde.
Demonizar a los enfermos mentales
Disney también ha sido muy criticado por la manera cómo trata a los enfermos mentales. 85% de las 34 películas hechas por esa compañía antes de 2004 contenían referencias a este tipo de dolencias que, con frecuencia, estaban destinadas a denigrar o apartar a este tipo de personajes, de acuerdo con investigadores en sicología de la Universidad de Calgary (Canadá).
Los expertos advertían que esto podría tener “implicaciones para los espectadores niños en términos de que potencialmente podían aprender actitudes prejuiciosas” en contra de las personas vistas como enfermos mentales.
El mismo equipo de investigación advirtió que la alta prevalencia de referencias al mal en las películas de Disney podía llevar a los niños a aprender a “demonizar a la gente que tiene comportamientos percibidos como ‘malos'”, en caso de que vean los filmes de forma repetida.
Esto es algo que Fred Zimmerman, un economista especialista en temas de comportamiento de la Universidad de California en Los Ángeles, coincide en que podría contribuir a mayores problemas sociales en la actualidad.
“Casi siempre, las películas de Disney presentan una batalla entre el Bien y el Mal”, señala. “Uno no puede evitar preguntarse si esta forma ‘disneyficada’ de entender el mundo como una batalla entre las personas buenas y las malas forma parte de los problemas políticos actuales de polarización y exclusión”.
El oculto lado positivo
Pero también hay muchos efectos positivos potenciales en las películas de Disney. Un estudio mostró que ver a los personajes de Disney ayudarse entre sí -algo que ocurre con frecuencia- inspiraba a los niños a ayudar a sus propios amigos.
Otro estudio realizado por Coyne reveló que las películas de Disney son ricas en los llamados comportamiento “prosociales”, como compartir, ayudar a otros, darles reconocimiento o apoyo.
Ella y sus colegas hallaron que los filmes de Disney contienen en promedio un acto de comportamiento “prosocial” por minuto, lo que septuplica la tasa registrada en el resto de la programación infantil en Estados Unidos.
Griffin cree que los mensajes que los niños a tempranas edades aprenden de las películas pueden ser trasladados hasta el lugar de trabajo y que hay buenas posibilidades de que algunas de las creencias de alguien que se sienta cerca de ti en la oficina hayan sido delineadas por Disney.
Él ha estudiado cómo el trabajo es retratado en las películas de Disney y afirma que esto puede haber contribuido a la resistencia que existe entre los más jóvenes a integrarse en sitios de trabajo tradicionales.
Los millennials exigen mucha más flexibilidad de sus empleadores que las generaciones anteriores, están más dispuestos a cambiar de trabajo y de empresa; y con frecuencia prefieren el autoempleo a las limitaciones impuestas por los contratos a tiempo completo.
“En las primeras películas, el trabajo era retratado siempre como esta cosa mala y horrible”, señala Griffin. “Tenías personajes que con frecuencia eran separados de sus padres y castigados en este mundo laboral, como “Blancanieves” que tenían que llenar su cubo de agua para limpiar la casa y “Cenicienta” que tenía que asumir todas las labores de la casa”.
“La respuesta de Disney era decir ‘silba mientras trabajas’ y todo estará bien pues el príncipe vendrá para rescatarte”, señala. “Eso siguió así en las películas durante años”.
“Si piensas sobre esa situación en un lugar de trabajo moderno, se trata de una visión peligrosa: si simplemente vas a seguir adelante siendo explotado porque piensas que todo al final va a estar bien”.
Los gerentes -piensa en las feas hermanastras de Cenicienta, por ejemplo- también son típicamente caracterizados como manipuladores y horribles.
Griffin agrega que eso también puede explicar parte de la insatisfacción que tienen los millenials -que eran niños a finales de la década de 1990- tienen con el trabajo.
Disney no respondió directamente a las repetidas solicitudes de la BBC para una entrevista o un comentario para este artículo.
Pero en películas recientes de esa compañía, muchos investigadores han notado un cambio notable.
Griffin, por ejemplo, dice que las carreras son mostradas de una forma más positiva y como algo a lo que se puede aspirar.
“‘Zootopia’ es un gran ejemplo del trabajo en las películas de Disney”, dice Griffin.
“Hay una conejita que quiere ser agente policial, de la cual se burlan, pero ella decide ponerse a prueba. Las producciones más nuevas también tienen esa idea de acercarte a tus amigos para ayudarte a cambiar tu identidad y tu lugar de trabajo. Ese es un mensaje realmente positivo”.
Los personajes femeninos en “Frozen”, “Valiente” y “Moana” también representan una nueva era de espíritu independiente de Disney. Ellas son fuertes y están en control de sus propias vidas y ya no necesitan de personajes masculinos para que las salven.
Pero mientras “Valiente” y “Moana” son vistas como personajes que realmente rompen el molde de las princesas Disney, las opiniones están más divididas sobre las heroínas de “Frozen”.
“La compañía intenta mantenerse al día con los tiempos en relación con los temas de igualdad de género y representación”, señala Ingvild Kvale Sørenssen, quien estudia las relaciones de los niños con Disney en la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología.
“¿Cómo influencia esto (a los niños en el largo plazo)? No lo podemos saber, pero la representación y la diversidad importan. Y ser capaz de soñar e imaginarse que eres un personaje simplemente para entretenerse, no es malo”, agrega.
Quizá lo mejor recibido son las nuevas versiones de los viejos clásicos de animación de Disney como “Aladino” y la próxima “Mulan”.
A inicios de agosto, Disney anunció que estaba probando a la cantante y actriz Halle Bailey para el papel de Ariel en la versión en directo de “La Sirenita”, una decisión que generó una respuesta negativa de algunos fans pero que fue ampliamente aplaudida.
“El cambio de actores en obras de la era anterior de Disney tiene un fuerte impacto en los niños de color y en la diversidad global”, dice Shearon Roberts, quien estudio la cambiante cara de la conciencia social de Disney en la Universidad Xavier de Luisiana en Nueva Orleans.
“La actual década de Disney le ha ofrecido a las niñas todo un espectro para soñar más allá de los castillos y para imaginar el pleno alcance de sus habilidades. Eso es también un mensaje para los niños. Las mujeres y las niñas no son solamente objetos de su afecto, sino aliadas para librar sus mundos del mal y construir un mundo mejor para todos”, concluye.
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