Monterrey,Nuevo León.-El pugilista saludó a la gente, se tomó fotos, firmó autógrafos y brindó un mensaje motivacional a los niños y jóvenes.
En su visita a la Sultana del Norte, Saúl Álvarez fue el padrino del lujo del lanzamiento del Programa de Boxeo Independiente por parte del INDE de Nuevo León, por lo que acudió a la Casa del Boxeador en la colonia Independencia, donde lo esperaba una multitud que lo aclamó en todo momento.
Junto con el pugilista mexicano, llegaron el gobernador Jaime Rodríguez, también Raúl González, titular del INDE y el empresario Carlos Bremer, quien es el nuevo patrocinador del Canelo a través de su casa de bolsa.
Saúl Álvarez saludó a la gente, se tomó fotos, firmó autógrafos y le mandó un mensaje a todos los jóvenes que practican el boxeo y tienen el sueño de llegar a tener una carrera profesional.
“Para mí es un orgullo estar aquí, es un honor, gracias por invitarme Carlos, gracias a todos. Para mí llegar y ver todo esto, yo en su momento estuve con una ilusión como ustedes o algunos de ustedes que están aquí, estuve con un ilusión de ser alguien en la vida y gracias a Dios y a la disciplina he llegado hasta donde estoy, en esta vida todo se puede, nada más es quererlo”, comentó.
También el mandatario Jaime Rodríguez brindó palabras de aliento a toda la juventud que día a día lucha por abrirse espacio en una de las colonias más populares y conflictivas de Monterrey, pero que buscan seguir un buen camino a través del deporte y los estudios.
“Se necesita mucho cerebro, mucho corazón y muchos aguacates para lograrlo (lo que ha hecho el Canelo), se tiene que tener constancia. Aquél que es temeroso, que es flojo, aquél se va por un mal camino o llega a la cárcel o llega al panteón, tiene dos opciones; pero miren la gloria que tiene hoy el Canelo, ¿cuántos de ustedes quieren ser Canelos?”, expresó el Bronco.
Jaime Rodríguez y el Canelo develaron una placa conmemorativa de su visita, además de que presenciaron una pelea de exhibición y uno de los momentos más emotivos fue cuando un pequeño de alrededor de tres años se acercó al campeón mexicano para regalarle un crucifico de madera y a solicitarle su firma en unos pequeños guantes que portaba.