El hacker colombiano Andrés Sepúlveda narró por primera vez, en entrevista exclusiva con una reconocida revista estadounidense, cómo la noche del 1 de julio de 2012, desde su departamento en Bogotá, se dedicó a destruir pruebas que podían incriminar al presidente electo, Enrique Peña Nieto, sobre el espionaje que su equipo de campaña había realizado contra candidatos opositores.
Sepúlveda contó que hizo agujeros a unidades flash, discos duros y teléfonos celulares, luego metió todo en un microondas y lo rompió en pedazos con un martillo.
Además, trituró documentos que estaban ya borrados en servidores alquilados de forma anónima en Rusia y Ucrania, que fueron pagados con la moneda virtual bitcoin.
Sepúlveda está cumpliendo una condena de 10 años de prisión por cargos que incluyen el uso de software malicioso, concierto para delinquir, violación de datos personales y espionaje, relacionado con la piratería durante las elecciones presidenciales de Colombia de 2014, en las que resultó elegido el actual mandatario, Juan Manuel Santos.
Sepúlveda accedió a contar su historia completa por primera vez, “con la esperanza de convencer al público de que está rehabilitado y recolectar ayuda para reducir su sentencia”.
Con un presupuesto de 600.000 dólares, el trabajo para Peña Nieto fue por lejos “la más compleja” de las campañas en las que trabajó.
El colombiano contó también que dirigió a un equipo de hackers que “robaron estrategias de campaña y manipularon las redes sociales para crear falsas oleadas de entusiasmo y burla” contra los opositores de Peña Nieto.
Además, dijo, estos hackers instalaron software espía en las oficinas de la oposición, todo para ayudar a Peña Nieto a asegurar su victoria. Afirmó haber intervenido teléfonos inteligentes, clonado webs y enviado correos electrónicos masivos.
Pero eso no es todo: sus equipos de hackers trabajaron en las elecciones presidenciales de Nicaragua, Panamá, Honduras, El Salvador, Colombia, México, Costa Rica, Guatemala y Venezuela.
“Mi trabajo consistía en hacer acciones de guerra sucia y operaciones psicológicas, propaganda negra, crear rumores, el lado oscuro de la política que nadie sabe que existe, pero todo el mundo puede ver […] No hago cosas ilegales en absoluto. Hay campañas negativas. No les gusta, ok. Pero si es legal, voy a hacerlo. No soy un santo, pero no soy un criminal”, aseguró el consultor.
Sepúlveda también dijo que para la campaña de Peña Nieto reunió a unos 15 hackers que operaban en casas y departamentos de alquiler en Bogotá.
Por último, hizo una breve descripción de los perfiles de la gente con la que trabajó de acuerdo con cada país. Los brasileños, para él, desarrollan el mejor software malicioso. Mientras que los venezolanos y ecuatorianos son “excelentes” en sistemas de escaneo y software de vulnerabilidades. Los argentinos son “artistas” para interceptar móviles; mientras que los mexicanos son piratas informáticos “magistrales”.