América toma buen impulso

Los azulcrema juegan por nota y se imponen a un Atlas que termina por desfondarse en el complemento

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(Foto: El Universal)

Y la gente canta: “¡Vamos, vamos América, esta noche tenemos que ganar!”. Y una ola amarilla le da la vuelta a la tribuna. Y la algarabía es de un solo color. Esto no es el estadio Azteca. Pero se le parece. El Jalisco es tomado por las Águilas, que imponen su ley tanto en la grada como en la cancha, donde superan por 3-0 al Atlas.

El arranque de partido presenta un escenario claro: América, juega de gris, pero su futbol no lo es.

Las Águilas encuentran por el costado derecho una parcela libre para explotar a placer. Julio Nava, habilitado como lateral izquierdo, carece de oficio defensivo. Alfonso González poco baja para auxiliarle. Entre Rubens Sambueza y Ventura Alvarado se apoderan de esa banda. Por ahí se genera todo el peligro.

América se desboca al frente. Es cuestión de tiempo. Y de no desistir en la idea de explotar el costado derecho. Por ahí, Rubens Sambueza supera por enésima a Julio Nava. Levanta la mirada. Manda un centro peligroso. Álvaro González se encuentra mal perfilado. Sin embargo, el “Tata” se barre con la idea de cortar el servicio.

Mala suerte para el rojinegro: apenas rosa la redonda. Deja sin oportunidad al arquero Miguel Fraga. El balón cruza lentamente la línea prometida. Gol del América. La tribuna, casi repleta, explota en algarabía, al 40’.

Para la segunda parte, Rafael Márquez no vuelve al terreno de juego. Su lugar, debido a una molestia, es ocupado por Felipe Baloy. La zaga rojinegra tarda en acomodarse.

América aprovecha a la perfección. Le bastan dos minutos para sentenciar este encuentro. Darío Benedetto conduce. Mete un pase profundo, Oribe Peralta le ha marcado estupendamente el espacio. Alcanza la redonda. Encara al arquero. Define con suavidad. A las redes. Gol del “Cepillo”. El 2-0 del cuadro capitalino, al 56’.

Un minuto más tarde, otro pase a la espalda de la defensa. Rubens Sambueza sentencia con la pierna izquierda. Es El 3-0 que mata.