DETROIT.- En una noche donde el destino y la historia se abrazaron en el césped del Ford Field, Lions logró una victoria que resonará en su historia.
En un enfrentamiento épico contra Packers, quien llegó con una racha de tres victorias consecutivas, Detroit se impuso 34-31, asegurando su lugar en los playoffs y estableciendo un récord de franquicia con su undécima victoria en fila.
Con el marcador empatado 31-31 y menos de dos minutos en el reloj, los Lions iniciaron una serie ofensiva desde su propia yarda 25. Jared Goff, con la precisión de un cirujano y la calma de un veterano, comandó a su equipo 55 yardas por el campo, enfrentándose a una defensa de Packers que se negaba a ceder.
Cada pase, cada carrera, acercaba más a Lions a la zona de anotación, y la tensión en el estadio era palpable.
Finalmente, con sólo dos segundos restantes, el balón fue puesto para que Jake Bates, el joven pateador cuya pierna había sido fiable toda la temporada, convirtiera el gol de campo de la victoria que llevó al actual equipo de Detroit a dejar en el olvido al de 1934, el que sumó 10 triunfos en fila.
El encuentro fue un vaivén, con dos ofensivas que no querían regalar nada. Jared Goff terminó con 283 yardas por aire, tres touchdowns y una intercepción.
Para los fanáticos de Lions, esta victoria fue más que un simple juego ganado. Fue una reivindicación de años de arduo trabajo y perseverancia, una prueba de que los sueños pueden convertirse en realidad. Barrieron a Packers, un rival que por años mantuvo su hegemonía.
Es la primera ocasión que Detroit hilvana postemporada desde las campañas de 1994-1995.
Jordan Love de Packers lanzó 206 yardas y un TD.
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