ESPAÑA.- El alcalde de Medellín, municipio español de la provincia de Badajoz, Valentín Pozo, externó su preocupación ante “la deriva antiespañola” que se vive en México y la posibilidad de que los restos de Hernán Cortés sean profanados, por lo que pidió considerar la posibilidad de repatriarlos “al pueblo que lo vio nacer”.
En una carta a la embajadora de México en España, María Carmen Oñate Muñoz, con motivo del Día de la Hispanidad, este 12 de octubre, citada por medios como ABC y El Mundo, Pozo se refirió a lo que llamó “muy desalentadoras” noticias que llegan desde México desde hace unos meses en relación al tema de la Conquista. Aseguró que desde el Ayuntamiento de Medellín se “trabaja intensamente por reforzar los lazos de unión con Hispanoamérica”.
Sin embargo, lamentó que haya una corriente de pensamiento que, dijo, “está tratando de reescribir la historia respecto del proceso colonizador emprendido por la Corona de Castillo”, algo que, dijo, “carece totalmente de sentido”.
El alcalde, de acuerdo con los medios españoles, llamó a aproximarse a este pasaje de la Historia de manera “objetiva, dejando atrás los intereses partidistas”. El objetivo, señaló, debería ser “aprender de nuestro pasado” en aras de “construir un futuro de paz y concordia entre los pueblos que en su día conformaron uno de los imperios más extensos y diversos del mundo”.
Pero ante el “aumento del clima de tensión” que se vive en México respecto a La Conquista, Pozo teme que los restos de Cortés, nacido en Medellín en 1484 o 1485, estén en peligro. Le gustaría, continuó, “que se respetara el expreso deseo del conquistador español y sus restos pudieran seguir descansando en el continente americano”; sin embargo, dada la posibilidad de que “pudieran ser profanados”, el funcionario pide a la embajadora que, antes de llegar a ese extremo, se alcance un acuerdo con las autoridades españolas para “su repatriación al pueblo que lo vio nacer”.
Cortés falleció en 1547, en Castilleja de la Cuesta, en Sevilla, y pidió expresamente que sus restos fueran llevados a México. Sus hijos cumplieron su deseo y los trasladaron a suelo mexicano, donde fueron enterrados en la iglesia de San Francisco de Texcoco. Sin embargo, al paso de los años han peregrinado de un sitio a otro. Desde el 9 de julio de 1947, permanecen en la iglesia Jesús de Nazareno, adjunta al Hospital de Jesús.
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