CIUDAD DE MÉXICO.- Un nuevo estudio de la Universidad de Harvard revela que la capa protectora de ozono estratosférico sobre el centro de los Estados Unidos es vulnerable a la erosión durante los meses de verano.
Esto es resultado las reacciones químicas que agotan el ozono, exponiendo a las personas, ganado y cultivos a los efectos dañinos de la radiación ultravioleta.
Los poderosos sistemas de tormentas comunes a las Grandes Planicies inyectan vapor de agua que, con las variaciones de temperatura observadas, pueden desencadenar las mismas reacciones químicas sobre los Estados Unidos centrales que son la causa de la pérdida de ozono en las regiones polares, según un nuevo artículo publicado en PNAS.
El estudio, dirigido por James G. Anderson, profesor de química atmosférica de la Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de Harvard John A. Paulson, descubrió que las concentraciones de ozono estratosférico en los Estados Unidos en verano son vulnerables tanto al aumento del vapor de agua como a las variaciones observadas en la temperatura de los sistemas de tormentas en las Grandes Llanuras.
Se espera que el aumento de la frecuencia y la intensidad de estos sistemas de tormentas, así como las disminuciones a largo plazo de las temperaturas estratosféricas, acompañen al cambio climático.
Utilizando observaciones extensivas de aeronaves en la estratosfera ártica desde principios de la década de 2000, los investigadores establecieron el marco químico que define las mayores tasas de pérdida de ozono con respecto a la temperatura y el vapor de agua. Luego emplearon observaciones recientes del radar meteorológico NEXRAD para demostrar que, en promedio, 4 mil tormentas cada verano penetran en la estratosfera sobre el centro de los Estados Unidos, lo que es mucho más frecuente de lo que se pensaba anteriormente.
Esta combinación de circunstancias pone a la estratosfera en estados como Texas, Oklahoma, Kansas, Nebraska, Iowa, Missouri, los Dakotas y los estados que bordean las Grandes Llanuras, en riesgo de reacciones químicas que agotan el ozono durante el verano, potencialmente conduciendo a mayores niveles de exposición dañinos a la luz UV del sol.
“Estos desarrollos no se predijeron anteriormente y representan un cambio importante en la evaluación del riesgo de aumento de la radiación UV en el centro de EU en verano”, dijo en un comunicado Mario J. Molina de la Universidad de California en San Diego, Premio Nobel de 1995 en Química estratosférica, que no participó en esta investigación.
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