SURINAM.- Jueces, testigos y el expresidente Desi Bouterse, acusado de ordenar el asesinato de 15 opositores, visitaron este martes el antiguo cuartel de Fort Zeelandia donde se perpetraron las ejecuciones como parte del juicio de apelación del exmandatario.
Bouterse llegó al poder en 1980 mediante un golpe de Estado. Fue presidente electo de 2010 a 2020 y sentenciado en agosto de 2021 a 20 años de prisión por los “asesinatos de diciembre” de 1982 de 13 civiles y dos militares cercanos a la oposición.
Uno trata de recordar los recuerdos, pero ya han pasado más de 40 años”, dijo Bouterse, de 77 años, a los periodistas después de una sesión a puerta cerrada de dos horas en el fuerte.
Los jueces, el expresidente y otros tres sospechosos y testigos visitaron el fuerte pasando por todos los lugares importantes del cuartel: el hueco triangular donde se guardaba a los detenidos, el antiguo gabinete de Bouterse y el área donde los hombres fueron ejecutados, dijo a los periodistas Hugo Essed, abogado de los familiares de las víctimas.
Tres exsoldados, testigos y presentes el martes, ubican a Bouterse en el cuartel militar el día de las ejecuciones, según el abogado.
Desi Bouterse aseguró en octubre que él no estaba allí en el momento de los asesinatos.
Aseguró que nunca hubo un plan para ejecutar a los detenidos sino por el contrario el deseo de expulsarlos del país por vía aérea.
Bouterse acusó al segundo al mando, Paul Bhagwandas, quien murió en 1996, de ser el responsable y dice que abandonó el fuerte antes de las ejecuciones. Según declaró, estas habrían tenido lugar al final de la tarde después de su partida.
En octubre pasado también le dijo a los jueces que el país estaba en medio de grandes disturbios, asegurando que Estados Unidos estaba planeando una invasión para derrocar a su régimen.
Según Bouterse, los soldados, temiendo la invasión, dispararon en “pánico”.
Desi Bouterse tomó el poder 1980 cuando era un sargento mayor de 34 años. Renunció en 1987 bajo la presión internacional, pero volvió al poder en 1990 en un segundo golpe.
Dejó el cargo un año después. En 2010, la elección de Bouterse como presidente lo protegió de una orden de arresto de la Interpol emitida después de que un tribunal holandés lo condenara a 11 años de prisión por tráfico de cocaína.
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