“Cambia tu pensamiento y todo el mundo a tu alrededor cambiará también”.

Y tú también cambiarás, porque transformarás el modo en que te percibes.

Por estos motivos, es fundamental que comiences a ser más consciente de tus propios pensamientos: aparta los negativos y cultiva los positivos.

Para que lo logres, ¡nosotras queremos ayudarte!

 “Me veo más gorda”

Es un típico pensamiento femenino que debemos dejar de lado. ¿El secreto para lograrlo? Cambiar de perspectiva: lo importante no es la apariencia ni el peso, sino permanecer saludables.

Tu prioridad debe ser tu salud, por encima de cualquier cosa, así que dedícate a planificar tu alimentación (¡dejarla para último momento es el mejor atajo para caer en la comida chatarra!) e invierte parte de tus días a realizar algún tipo de actividad física.

Encontrar el equilibrio y sentirte bien contigo misma es clave. Comienza el ejercicio de mirarte al espejo, sonreírte y decirte algo bonito. Verás cómo mejorarás tu autoconfianza.

“Me siento culpable”

¿En cuántas situaciones has tenido este pensamiento? Creo que ninguna de nosotras está libre de él, porque es casi un hecho que alguna vez en nuestra vida este pasó por nuestra mente y también por nuestra boca.

Si cometiste un error, no te tortures por ello, no dejes que reflexiones como “no sirvo para esto” o “soy demasiado mala en esta cosa” pasen y dominen tu mente.

Si de verdad te sientes mal por tu equivocación, busca la forma de repararla y disculparte; esto será lo único que realmente le aportará algo a tu vida.

Tampoco lo niegues, porque ningún extremo en la vida hace bien. De hecho, la negación puede empeorar tu situación: asumir los errores y reconocerlos es fundamental para no sentirnos con culpa.

Recuerda que de los errores siempre se aprende y errar es humano. Nadie es perfecto, pero si te quieres sentir bien contigo misma y orgullosa de ti, puede elegir reparar tu error de una buena forma y procurar no volver a cometerlo. Tú puedes lograrlo 😉

“No es lo mío, no sirvo para esto, no me gusta”

Puede que en ocasiones sientas que estás trabajando en algo que no te gusta, o que efectivamente así sea, y en ese caso lo más importante es que este pensamiento no arruine tu salud.

Si el trabajo en el que te encuentras no te hace feliz será mejor que lo dejes de lado y busques otro lugar. Al fin y al cabo, no tiene sentido terminar enfermas por no sentirnos cómodas.

Tampoco es bueno ser conformista: si tienes éxito y quieres llegar a más, búscalo y consíguelo. No esperes a que nadie te ofrezca una nueva meta, póntela tú y busca alternativas para seguir aumentando los logros en tu carrera laboral.

Otra manera de cambiar es rompiendo el hábito de estrés que empobrece nuestro día a día. No dejes que la ansiedad sea parte de tu vida: regálate un tiempo para descansar y reconfortarte todos los días.