MÉRIDA.- El coordinador de la Pastoral de Movilidad Humana Pacífico Sur del Episcopado Mexicano, Alejandro Solalinde Guerra, denunció hoy que hay muchas prácticas ilegales en diversos estados del país, sobre todos en el norte, donde los jóvenes son explotados brutalmente y asesinados, pero las autoridades no intervienen para nada.
Durante su primera participación en las Terceras Jornadas de Derechos Humanos, el sacerdote, fundador del albergue “Hermanos en el Camino” que proporciona asistencia humanitaria e integral, además de orientación a los migrantes de Centro y Sudamérica, agregó que “por ejemplo, los jóvenes son obligados a crear narco-túneles y luego son asesinados para evitar que filtren la información, así como también hay adolescentes que son explotados en el tráfico de órganos”.
Argumentó que Yucatán no es ajeno a los problemas de corrupción y violencia. Y los casos ocurren todos los días en nivel educativo, laboral y empresarial donde las autoridades entregan permisos para hacer “moches” o bien, que persisten los “levantones” sin que, aparentemente, exista algún responsable.
Con el tema, “Análisis de la corrupción en Yucatán, desde la educación y el sector empresarial”, ahora en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Yucatán, el empresario yucateco, Félix Rubio Zapata, denunció que a finales de diciembre pasado su hijo fue secuestrado por elementos de la Policía Ministerial que investigaban la muerte de una mujer en las cercanías del municipio rural de Conkal.
Afirmó que su hijo fue torturado, lo cambiaron de casas de seguridad y luego lo arrojaron en una carretera. Manifestó que solicitó audiencia con el gobernador, Rolando Zapata Bello, pero a la fecha nada se ha concretado.
A su vez, el presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación en Yucatán, Mario Can Marín, señaló que el problema de corrupción del país, en el ámbito empresarial tiene dos vías: “el que recibe y el que fomenta, y los empresarios no son ajenos a ello”.
Citó como ejemplo que en conocidas colonias del norte de Mérida, donde algunos empresarios locales quisieron abrir unos negocios y luego de comenzar los trámites les dijeron que no procedían por el tipo de suelo de la zona, y ahora hay dos tiendas de empresas transnacionales en proceso avanzando de construcción, incluyendo una a un costado de la glorieta de las haciendas. “A eso nos referimos con prácticas ilegales o los famosos moches”, sostuvo.
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