Científicos hallan fuertes señales de vida extraterrestre en exoplaneta K2-18 b

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FLORIDA.- Científicos descubrieron, a través del telescopio espacial James Webb (JWST), lo que consideran las señales más fuertes hasta la fecha de posible vida fuera del sistema solar. Los expertos analizaron la atmósfera del exoplaneta K2-18b y detectaron huellas químicas de gases que se producen en la Tierra.

“La reciente espectroscopía de transmisión del JWST del candidato a mundo hiceano K2-18 b en el infrarrojo cercano condujo a las primeras detecciones de las moléculas carbonadas CH₄ y CO₂ en su atmósfera (…) Las observaciones también proporcionaron un indicio tentativo de sulfuro de dimetilo (DMS), un posible gas de biofirma”.

Fragmento del estudio publicado en The Astrophysical Journal Letters

Encuentran gases terrestres en el exoplaneta K2-18b

Los investigadores encontraron sulfuro de dimetilo (DMS) y disulfuro de dimetilo (DMDS), de acuerdo con el estudio publicado en la revista científica The Astrophysical Journal Letters.

Estos dos gases, involucrados en las observaciones del James Webb con base en el planeta K2-18 b son generados en la Tierra por vida microbiana como el fitoplancton marino o algas, retoma la cadena CNN.

¿Hay vida en este planeta lejano?

La evidencia sugiere que este objeto celeste podría estar repleto de vida microbiana, afirmaron los investigadores en el estudio.

“La inferencia tentativa de DMS en K2-18 b abre un importante debate sobre la posible presencia de vida en K2-18 b”.

Fragmento del estudio publicado en The Astrophysical Journal Letters

Sin embargo, enfatizaron que no están anunciando el descubrimiento de organismos vivos reales, sino una posible biofirma. Por esta razón, se necesitan más observaciones para llegar a conclusiones.

“Para establecer de manera sólida tanto la veracidad de los hallazgos actuales como su posible asociación con la vida en K2-18 b se necesita un esfuerzo comunitario dedicado en múltiples direcciones: observacional, teórica y experimental“, remata el estudio.

K2-18 b es un paso importante para encontrar vida en otros planetas

Nikky Madhusufhan, autor principal de el estudio, se mostró entusiasta debido a que estos son los primeros indicios de un mundo extraterrestre posiblemente habitado.

“Este es un momento crucial en la búsqueda de vida fuera del sistema solar, donde hemos demostrado que es posible detectar biofirmas en planetas potencialmente habitables con las instalaciones actuales. Hemos entrado en la era de la astrobiología observacional”, afirmó Madhusudhan a CNN.

Desde su perspectiva, existen otros esfuerzos actuales que buscan señales de vida en el sistema solar, incluyendo en MarteVenus y varias lunas heladas.

¿Cómo es el planeta K2-18 b?

El exoplaneta K2-18 b tiene 8.6 veces la masa de la Tierra y un diámetro aproximadamente 2.6 veces mayor que el planeta azul, según los investigadores.

Orbita en la “zona habitable” alrededor de una estrella enana roja más pequeña y menos luminosa que el Sol, ubicada a aproximadamente 124 años luz de la Tierra, en la constelación de Leo.

K2-18 b es parte de la clase de planetas “sub-Neptuno”, con un diámetro mayor que el de la Tierra, pero menor que el de Neptuno, el planeta gaseoso más pequeño de nuestro sistema solar.

También se identificó otro planeta orbitando esta estrella.

Se trataría de un hexoplaneta o mundo ‘hicéano’

El K2-18 b es un candidato a “mundo hicéano“, es decir un exoplaneta cubierto por un océano habitable por microorganismos con una atmósfera rica en hidrógeno, según The Astrophysical Journal Letters y CNN.

  • La cadena estadounidense precisa que, desde la década de los años 90, se han descubierto alrededor de 5 mil 800 planetas fuera del sistema solar, los llamados exoplanetas.

Cabe destacar que, en observaciones previas del James Webb, se identificó metano y dióxido de carbono en la atmósfera de K2-18 b, la primera vez que se descubrieron moléculas basadas en carbono en la atmósfera de un exoplaneta de la zona habitable de una estrella.

“El único escenario que actualmente explica todos los datos obtenidos hasta ahora por el JWST, es aquel en el que K2-18 b es un mundo hicéano repleto de vida”, afirmó Madhusudhan.

Sin embargo, remató: “Debemos mantenernos abiertos y seguir explorando otros escenarios”.

¿Qué significaría la existencia de mundos hicéanos?

Nikky Madhusufhan afirmó que, en caso de existir realmente los mundos hicéanos, “estaríamos hablando de vida microbiana, posiblemente similar a la que observamos en los océanos de la Tierra“.

En teoría, los océanos de estos exoplanetas serían más cálidos que los de la Tierra. Aunque no es posible determinar que podrían tener vida inteligente.

“No podremos responder a esta pregunta en este momento. La hipótesis de partida es que existe vida microbiana simple”, señaló el autor del estudio.

Cabe destacar que el descubrimiento de DMS y DMDS tiene un nivel de confianza del 99.7%, lo que significa que aún existe una probabilidad del 0.3% de que sea una casualidad estadística y no sea un mundo hicéano.

Las concentraciones de gases son mayores en K2-18 b que en la Tierra

Los gases de K2-18 b se detectaron en concentraciones atmosféricas de más de 10 partes por millón por volumen.

“Esto es miles de veces mayor que sus concentraciones en la atmósfera de la Tierra y no se puede explicar sin la actividad biológica basada en el conocimiento existente”, dijo Madhusudhan a CNN.

Por su parte, Christopher Glein, científico de Texas, aseguró que la riqueza de datos lo convierte en un “mundo fascinante”.

“Estos últimos datos son una valiosa contribución a nuestra comprensión. Sin embargo, debemos ser muy cuidadosos y analizarlos con la mayor minuciosidad posible. Espero con interés ver más trabajo independiente sobre el análisis de datos a partir de la próxima semana”.

Christopher Glein, científico principal de la División de Ciencias Espaciales del Instituto de Investigación del Suroeste en Texas.

Los científicos que no participaron en el estudio aconsejaron cautela.

¿Qué falta por hallar en materia de hexoplanetas?

El objetivo máximo de la ciencia de exoplanetas es encontrar evidencia de vida en un planeta similar a la Tierra, más allá del sistema solar, según Madhusudhan.

También aseguró que, gracias a estos hallazgos, la ciencia podría estar a pocos años de detectar posible vida extraterrestre en un mundo hicéano.

Pero el autor principal del estudio sobre K2-18 b aun así instó a tener cautela sobre cualquier posible conclusión.

“Primero, necesitamos repetir las observaciones dos o tres veces para asegurarnos de que la señal que estamos viendo sea robusta y aumentar la importancia de la detección”, señaló.

Según sus palabras, no puede haber nada concluyente hasta el nivel en el que las probabilidades de una casualidad estadística sean inferiores a aproximadamente una en un millón.

También se necesitan más estudios teóricos y experimentales para determinar si existe otro mecanismo que no involucre procesos biológicos para la producción de DMS o DMS en la atmósfera del K2-18 b.

En segundo lugar, necesitamos más estudios teóricos y experimentales para determinar si existe otro mecanismo abiótico (que no involucre procesos biológicos) para la producción de DMS o DMDS en una atmósfera planetaria como la del K2-18 b.

“Si bien estudios previos los han sugerido como biofirmas robustas incluso para el K2-18 b, debemos mantenernos abiertos y explorar otras posibilidades”, remató Madhusudhan.

 

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