Candidata latina enfrenta intimidación y guerra legal contra su campaña en Texas

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TEXAS.- Cecilia Castellano, estadunidense nieta de mexicanos, quiere ser diputada estatal demócrata en Texas, territorio dominado por republicanos que la investigan por fraude electoral. La acusación, dice, busca intimidar a sus electores latinos. “Se están metiendo con los mexicanos equivocados”, advierte su tío Henry.

A principios de octubre se reunió con su equipo en un restaurante de Jourdanton, una ciudad rural al sur de San Antonio. Compartieron tacos y menudo antes de recorrer puerta a puerta un barrio donde las banderas en apoyo al candidato republicano Donald Trump flamean en los jardines. Un vecino llamó a la policía.

Mientras la vicepresidenta demócrata Kamala Harris y el ex presidente Trump disputarán la presidencia el 5 de noviembre, Cecilia, de 46 años, aspira a ser la primera representante latina del distrito 80 en Texas, una jurisdicción del sur de Estados Unidos donde más del 83 por ciento de sus casi 200 mil habitantes es hispano, y que comprende algunas zonas de la frontera con México.

Pero el fiscal general de Texas, Ken Paxton, la involucró en una investigación que inició en 2022 (elecciones de medio mandato), por la presunta violación de una cuestionada ley electoral texana promulgada por el gobernador Greg Abbott en 2021.

Castellano no fue candidata en ese entonces aunque las indagaciones también abarcan las elecciones primarias de 2024 en su jurisdicción.

La policía intimida a latinos

En agosto, la policía cayó en su casa para incautarse de su celular y allanó viviendas de algunos de sus colaboradores y otros investigados, entre ellos integrantes de la LULAC, la organización civil hispana más antigua en Estados Unidos.

Paxton, quien apoya al rival republicano de Castellano, dijo tener suficientes pruebas contra la candidata y estar “comprometido con la protección de la integridad del voto”, aunque no entregó mayores detalles.
La ley texana sanciona a quienes, sin autorización, ayuden en el llenado o transporte de la papeleta a ciudadanos que votan por correo bajo presunción de adulteración, o “vote harvesting” (recolección ilegal de votos).

Según la investigación, a Castellano le habrían ofrecido “vote harvesting” para su campaña.

 

La ley también penaliza a quienes con “falsas pretensiones”, motiven a un ciudadano a que se registre a votar.

Castellano y organizaciones latinas han trabajado en motivar a la comunidad hispana habilitada (nacionalizados o nacidos en el país) a que voten.

Pero niega todo fraude y dice que Paxton y Abbott, aliados de Trump, tratan de intimidarla y de hundir su campaña en una jurisdicción “predominantemente latina”. “¿Por qué? Porque [los hispanos] nos estamos convirtiendo en la mayoría de la población votante” en el sector.

Temor de votar

Unos 36.2 millones de latinos de Estados Unidos pueden votar, cuatro millones más que en 2020, 14.7 por ciento del electorado, según cifras de Pew Research.

En Texas “hemos visto un amplio crecimiento de votantes en los últimos cuatro años (…) Antes pensaban que su voto no importaba, pero han entendido que un voto puede hacer la diferencia si eligen a representantes que respetan sus valores”, detalla a la AFP Vianey Preciado, coordinadora para Texas de Poder Latinx, que promueve los derechos de la comunidad hispana.
Sin embargo, en un estado “militarizado” como Texas, “algunas personas pueden tener temor de emitir su voto” porque la policía de fronteras podría intervenirlos, al confundirlos con migrantes en situación irregular, sostiene.

Miedo a “la raza”

Un juez bloqueó las investigaciones de Paxton al considerar que esta ley texana es inconstitucional, atenta contra la libertad de expresión y el derecho al voto. Pero Paxton apeló y el caso sigue su curso.

La norma ya había sido cuestionada ante la justicia por otras organizaciones a las que el mismo juez también les dio la razón.

“Esta ley ha infundido miedo en los votantes que requieren asistencia y en aquellos que gentilmente ofrecen ayuda”, considera Ashley Harris, abogada de la Unión Estadunidense por las Libertades Civiles (ACLU) de Texas.
Paxton también investiga la presunta inclusión de no ciudadanos en los padrones, mientras acusa a Harris de permitir el ingreso masivo de migrantes.

La candidata explica la intimidación:

 

“Dirán que hubo fraude, dirán que estamos registrando a no ciudadanos y nada de esto está ocurriendo (…) Tienen miedo porque saben que si ‘la raza’ [comunidad hispana] vota, ‘la raza’ gana”, dice a la AFP el director de LULAC en Texas, Gabriel Rosales.
El padre de Cecilia, José Arzola, de 73 años, y su tío, Henry Rodríguez, de 80, estadunidenses, han acudido al rescate de la campaña.

“Ken Paxton, Greg Abbott y Donald Trump se están metiendo con los mexicanos equivocados. Algunos de nosotros somos viejos chicanos [estadunidense de origen mexicano] de los días de los derechos civiles [años 1960] y eso está volviendo. Nos da energía para contraatacar”, asegura Rodríguez.

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