La tormenta de críticas hacia Donald Trump por sus comentarios contra los padres de un soldado muerto en Irak no se frena. Grandes nombres del Partido Republicano e incluso Barack Obama, presidente de Estados Unidos, le han desacreditado, dejando la candidatura del magnate en una nueva espiral de controversia.
El respeto por el estamento militar es algo sagrado para los estadounidenses, piedra clave de su funcionamiento como sociedad y venerada especialmente en las filas más conservadoras. Las declaraciones de Trump contra los padres del capitán Humayun Khan, muerto en combate, no sólo tuvieron una intención antiislámica, sino que también traspasaron esta línea roja, dejando al Partido Republicano en una situación más que incómoda.
El más duro fue el senador John McCain. El veterano legislador es enemigo conocido del millonario. Al inicio de la campaña de primarias, Trump se burló de él por haber sido prisionero de guerra en Vietnam.
“No puedo enfatizar suficiente cuán profundamente en desacuerdo estoy con el señor Trump”, dijo McCain en un extenso comunicado en el que criticó el “menosprecio” del magnate hacia la familia del militar.
“Aunque el partido le haya concedido la nominación [presidencial], eso no significa que tenga licencia para difamar a lo mejor de nuestro país”, advirtió el senador, quien fue candidato republicano a la presidencia en 2008.
“La crítica feroz de John McCain a los comentarios de Trump les da [a los republicanos] la excusa política para darle la espalda”, aseguró Thomas Whalen, experto en política estadounidense, a EL UNIVERSAL.
Pero parece que los líderes conservadores todavía son reacios a renunciar a su candidato presidencial.
Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes, y Mitch McConnell, líder de la mayoría en el Senado, fueron más tenues en sus críticas. “No pueden negar a su candidato: por ahora no lo está haciendo del todo mal en las encuestas”, justificó Graham Wilson, catedrático de ciencia política en la Universidad de Boston.
El apoyo de Ryan y McConnell todavía es fuerte. Y, aunque no se opusieron frontalmente a las declaraciones de Trump, se desmarcaron de su postura al defender el valor de los veteranos de guerra y sus familias.
“Todos los estadounidenses deberían valorar el servicio patriótico que hacen quienes se presentan voluntarios de forma desinteresada para defendernos”, escribió McConnell.
En los mismos términos se refirió Ryan: “La grandeza de Estados Unidos se construye en los principios de libertad preservada por los hombres y mujeres que visten de uniforme para defender [al país]”.
El presidente Barack Obama criticó al candidato republicano sin mencionarlo por su nombre, pero totalmente entendible.
“Deberíamos honrar [a las familias Estrella Dorada, de militares caídos en combate] y ser humildes con ellos. Nadie ha dado más por nuestra libertad y nuestra seguridad que las familias Estrella Dorada”, añadió el mandatario.
Ante la ola de reacciones, Mike Pence, compañero de fórmula de Trump, tuvo que salir a rebajar la tensión, en una función de apagafuegos a la que parece estar acostumbrándose.
“Donald Trump y yo creemos que el capitán Humayun Khan es un héroe estadounidense. Su familia debería ser ensalzada”, dijo el candidato a vicepresidente en un comunicado.
Y no se espera que sea la última vez que tenga que calmar las aguas: el magnate no cambiará su forma de actuar. “Trump es su propio peor enemigo”, afirmó Whalen.
Las dudas son ahora si esta controversia, la enésima del millonario, tendrá algún efecto en la campaña electoral de Estados Unidos.
“Obviamente no ayuda en nada”, corroboró Michael Barone, experto político del “think tank” conservador American Enterprise Institute.
De acuerdo con el catedrático Graham Wilson, todavía es temprano para determinar las consecuencias electorales de esta controversia, a pesar de que es ahora cuando los votantes se empiezan a formar una imagen real de los candidatos.
El problema es cómo puede afectar al futuro del Partido Republicano en su intento por recuperar la presidencia estadounidense y en los comicios regionales y legislativos de noviembre. “Deberían preocuparse del impacto de la personalidad tóxica de [Donald] Trump”, advirtió Whalen.