LA CRUZ, Costa Rica.- A unas horas de que se inicie un puente aéreo y terrestre para sacar de Costa Rica hacia Estados Unidos, vía El Salvador, Guatemala y México, a 7 mil 802 migrantes irregulares cubanos retenidos contra su voluntad hace casi dos meses en este país, la tensión, la expectativa y la ansiedad crecían este domingo en los albergues para acoger a personas oriundas de Cuba que el gobierno costarricense instaló en esta zona fronteriza con Nicaragua.
En el inicio de un plan piloto del que depende el futuro del mecanismo, un primer grupo de 180 cubanos viajará el martes por la noche en avión de Liberia, la principal ciudad del noroccidente de Costa Rica, a El Salvador y proseguirá, de inmediato, en autobuses a Guatemala y México y seguir a EU, meta de una travesía terrestre y marítima iniciada en Ecuador.
“Si Dios lo permite, viajaré después del vuelo de prueba”, dijo la cubana Dulce María Negrín Díaz, de 46 años de edad y quien el 18 de diciembre anterior entró de Panamá a Paso Canoas, sur de Costa Rica, para ubicarse en uno de los albergues que, ante la crisis migratoria, el gobierno costarricense abrió en La Cruz, ciudad del noroccidente de este país y fronteriza con Nicaragua.
“Empezaremos a salir poco a poco, así nos lo dijeron” las autoridades, contó Negrín, quien viaja con su esposo, Alfredo Salazar Martín, de 46, y con su hija, Marlen, de 18, pero que sufre porque en Cuba dejó a una de sus tres hijas, Maylén Salazar Negrín, de 23, y a su nieto, David Alejandro Casanova Salazar, de 3. Y sueña con reunirse con su tercera hija, Dulneri Bruzòn Negrín, de 27 y quien hace ocho años vive en Miami, Florida.
Negrín, su esposo y su hija viajaron el 4 de diciembre de Cuba a Ecuador, salieron el 8 de suelo ecuatoriano a Colombia y Panamá e ingresaron el 18 a este país. “Ha sido un tránsito muy duro, el paso por el mar. Nos quitaron las pertenencias y el dinero en Colombia, donde abusaron mucho de nosotros”, relató a EL UNIVERSAL.
En el albergue, la cubana Teresa Gómez, de 48 años de edad, de La Habana, casada, con un hijo de 28 años y sicóloga, narró que hace un año viajó de Cuba a Ecuador sin plan de emigrar indefinidamente, pero que un sobrino, una cuñada y dos primos que estaban en suelo ecuatoriano la convencieron para que viajara con ellos a Estados Unidos. “Viajamos los cinco. Me ilusionó irme a EU. Sí amerita lo que ha sido este viaje: voy a trabajar en lo que sea”, afirmó.
La crisis estalló el 13 de noviembre pasado cuando Nicaragua cerró sus fronteras con Costa Rica a los irregulares cubanos tras catalogarlos de delincuentes y amenaza a su seguridad y se desbloqueó el 28 de diciembre en una cita en la capital guatemalteca de los gobiernos de México, Costa Rica, Guatemala, El Salvador, Honduras, Panamá y Belice y de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Las partes acordaron que un primer grupo viajará en puente aéreo de Costa Rica a El Salvador y luego en autobuses a Guatemala y México en ruta a EU.
Los cubanos aprovecharon que Ecuador les eximió de visa desde 2008 (la restableció en diciembre pasado), viajaron legalmente de Cuba a ese país y, sin visas, entraron por tierra a Colombia y por mar a Panamá para seguir por rutas terrestres a Centroamérica y México rumbo a EU, donde se acogen a una ley que les da beneficios migratorios al tocar suelo de ese país. Estimulado por los “coyotes” o traficantes de personas, el tránsito se disparó sin control en 2015 por temor de que EU derogue esa ley.
El flujo aumentó de un millar a mediados de noviembre a 7 mil 802 al mes anterior, por lo que Costa Rica les cerró sus fronteras con Panamá el 18 de diciembre y advirtió que los que entren sin visa serán deportados a Cuba.