Uno de cada cuatro días de su mandato, Trump lo dedica al ocio

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ESTADOS UNIDOS.- El presidente estadounidense Donald Trump dejó este viernes la Casa Blanca para empezar unas vacaciones de 17 días en su Club Nacional de Golf Trump de Bedminster, en Nueva Jersey. Durante este tiempo, según la Casa Blanca, seguirá trabajando.

Durante años, Trump aseguró que no entendía a quienes tomaban vacaciones, y criticó a su antecesor, Barack Obama, cada vez que este se tomaba unos días libres.

Además, durante su campaña, el magnate prometió que si llegaba a la Casa Blanca apenas dedicaría tiempo al ocio, porque “hay tanto por hacer que no creo que tenga mucho tiempo para vacaciones”.

Sin embargo, los 17 días que se tomará Trump en esta ocasión son casi el doble que los que se tomó libres el expresidente Barack Obama el primer verano que pasó en el cargo, en 2009, y marcarán el periodo más largo que Trump pasa lejos de la Casa Blanca desde que llegó al poder el 20 de enero.

El diario Washington Post contó los días que Trump ha pasado en sus residencias privadas o que ha usado para jugar al golf y, a finales de agosto -cuando termine este periodo de vacaciones y cumpla 224 días en el poder- el magnate habría tenido 53 días de “ocio”, frente a los 15 que tomó Barack Obama en el mismo periodo.

Aunque criticar al presidente por tomarse un descanso es un ritual clásico para la oposición de turno en Estados Unidos, lo que ha recibido en este caso Trump son acusaciones de hipocresía, por implicarse en una práctica que desdeñó durante años.

“No hay que tomarse vacaciones. ¿Para qué? Si no disfrutas de tu trabajo, estás en el empleo incorrecto”, escribió el ahora mandatario en su libro de 2004 “Trump: Piensa como un millonario”.

En una entrevista en julio de 2015, Trump dijo que, “no sería un presidente que se tomara vacaciones”; y tras ser elegido, en noviembre de 2016, prometió que no sería “muy aficionado” al tiempo de asueto.

En los últimos años de la administración Obama, Trump no perdía oportunidad de criticar al ex mandatario en Twitter cada vez que este se tomaba unos días libres o iba a jugar golf -un deporte que ahora él también practica.

En 2011 incluso cuestionó la “ética de trabajo” de Obama por su decisión de pasar diez días de vacaciones en una isla de Massachusetts.

¿POR QUÉ TOMAR VACACIONES JUSTO AHORA?

Trump no ha hablado en público sobre su decisión de irse ahora de vacaciones, pero su escapada coincide con unas complejas obras de renovación del anticuado sistema de calefacción y aire acondicionado de la Casa Blanca, una tarea que obligará a quienes trabajan en el ala oeste a mudarse temporalmente a un edificio aledaño.

“El presidente seguirá trabajando durante las próximas dos semanas”, aseguró ayer a periodistas la portavoz adjunta de la Casa Blanca, Lindsay Walters.

“Reemplazar el sistema de ventilación significa que el ala oeste estará sin aire acondicionado durante las próximas dos semanas, y por eso el personal y el presidente se van a marchar”, agregó Walters, quien citó una “necesidad urgente” de reparar los mecanismos instalados hace casi tres décadas.

Según la revista Fortune, los estadounidenses tienen una media de diez días de vacaciones pagadas al año.

“VACACIONES DE TRABAJO”, HISTÓRICAS EN EU

La portavoz presidencial describió el viaje de Trump a Nueva Jersey como unas “vacaciones de trabajo”, el mismo término que han empleado la mayoría de presidentes estadounidenses para describir sus escapadas de Washington desde hace más de un siglo.

El primero en usar esa frase fue Theodore Roosevelt, quien en 1902 tomó un tren hasta su residencia en Long Island (Nueva York) acompañado de varios asesores y un séquito de periodistas.

“Hasta entonces, cuando el Congreso estaba de receso, los presidentes sentían que no tenían mucho que hacer, pero Roosevelt se llevó consigo muchas de las funciones de la Presidencia”, explicó a Efe el autor del libro “From Mount Vernon to Crawford” sobre la historia de las vacaciones presidenciales, Kenneth Walsh.

Igual que Trump, Roosevelt estaba tratando de escapar al ruido de los martillos: aprovechando el verano, se habían iniciado obras para construir lo que hoy es el ala oeste, una extensión de la residencia presidencial donde, hasta entonces, las habitaciones de uso oficial se habían mezclado con los cuartos privados de su familia.

EL COSTO DE LOS VIAJES DE TRUMP

Esa casualidad histórica no ha frenado las críticas a Trump por haber escogido su club de golf, un lujoso resort con fines comerciales, en lugar de, por ejemplo, la residencia presidencial de Camp David (Maryland), construida precisamente para que los mandatarios pudieran alejarse de Washington y descansar.

“Esto no son vacaciones, es una estrategia de mercadotecnia” para promover su club de golf, escribió el exdirector de la Oficina de Ética en el Gobierno Walter Shaub en su cuenta de Twitter.

Desde su llegada al poder, Trump ha pasado muchos fines de semana en su residencia de Bedminster o en su propiedad de Mar-a-Lago, en Florida, conocida como “la Casa Blanca de invierno”, y cerrada durante la estación estival.

Se estima que el traslado, seguridad y logística por las constantes visitas de Trump y su familia a esta residencia y a la Trump Tower en Manhattan, suponen un enorme costo para el gobierno estadounidese.

Cada día, en la llamada “Casa Blanca de Invierno”, supone un gasto de 60 mil dólares en seguridad y un costo aproximado de 3 millones de dólares por cada viaje.

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