Un científico, un héroe de la Segunda Guerra Mundial, un volcán con sus ríos de lava y la maldición de la diosa Pele

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“Bombardeen el volcán”. El dramático y poco fundado pedido fue hecho por Thomas Jaggar, mientras un río de lava descendía y avanzaba hacia Hilo –una de las ciudades más pobladas de Hawaii– donde sus residentes estaban ya desesperados. Era diciembre de 1935.

Jaggar, fundador del Observatorio de Volcanes Hawaiano, tenía una teoría y quería que se implementara de inmediato. Según creía si aviones de la Fuerza Aérea lanzaban sus bombas sobre la chimenea del volcán Mauna Loa, lograrían frenar la erupción o cambiar el curso de la lava que emanaba de él.

El hombre era vulcanólogo y pensaba que con su educación y experiencia en dinamitar tubos de lava, el nuevo plan tendría sentido. Los bombardeos aéreos deberían ser mucho más eficientes que el trabajo manual que había realizado anteriormente al transportar explosivos por los lados del volcán con mulas. Jamás se había hecho algo semejante y el científico lo sabía. Pero estaba seguro y veía en esa salida la única para salvar a la población y sus viviendas.

Hizo el llamado. En la base del Cuerpo Aéreo del Ejército de los Estados Unidos situada en Oahu atendió una voz recia. En ese entonces era el teniente coronel George S. Patton. Todavía no contaba con la fama que le daría derrotar a la Alemania nazi y liberar a Europa de la tiranía y el horror de Adolf Hitler en la Segunda Guerra Mundial.

George S. Patton

Patton tenía el permiso. Ahora debía actuar y ser quien planificara el primer bombardeo aéreo sobre un volcán en actividad. La misión se concretó el 27 de diciembre de 1935, tres días después de Navidad.

Para cumplir con su orden dispuso de 10 bombardeos para luchar contra la Naturaleza. Cada uno de esos aviones transportaba dos bombas de unos 270 kilogramos cada una. Querían terminar con la furia del Mauna Loa y sus ríos de lava que se acercaban peligrosamente a la ciudad. De acuerdo a los cálculos en 20 días no quedaría nada de Hilo.

Cinco de las bombas cayeron sobre el camino de lava. Formaron grandes cráteres que se llenaron de inmediato con el magma. Las otras 15 fallaron y no dieron en el blanco correcto, de acuerdo a lo planificado. Ahora sólo restaba esperar y ver la evolución del comportamiento del gran volcán.

Una bomba detona en el volcán Mauna Loa el 27 de diciembre de 1935. El plan fue ideado por Thomas Jaggar y ejecutado por George S. Patton

Seis días después Mauna Loa dejó de lanzar lava. Festejos. Sobre todo de Jaggar que vio cómo su teoría había resultado. “Los resultados fueron exactamente como se anticiparon”, dijo en aquella ocasión el científico al diario The New York Times. El cuerpo de pilotos de Patton se acreditó haber salvado a la población.

Pero el resto del mundo científico no estaba tan seguro de las afirmaciones de su colega. Para la mayoría los efectos que tuvieron los bombardeos sobre el volcán fueron “insignificantes”, de acuerdo a un estudio publicado en 1980. Pero además del escepticismo académico, Jaggar cosechó otros críticos impensados. Parte de la comunidad originaria de las islas vieron como un insulto el haber arrojado 20 bombas sobre el Mauna Loa.

El avance de la lava que emanaba del volcán Mauna Loa y que se dirigía directo contra la ciudad de Hilo, en diciembre de 1935

Para ellos, todo resultó en un insulto a Pele, la deidad volcánica de Hawaii. Los nativos estaban seguros que esa misión comandada por Patton y sus hombres a instancias del mundo científico provocaría la ira de la diosa. Y la leyenda se expandió rápidamente un mes después. Es que lo ocurrido despertó temor entre los pobladores.

Dos aviones se estrellaron sobre Oahu, la más poblada de las islas hawaianas, y seis de los hombres que participaron del bombardeo contra el volcán murieron. Esas eran pruebas suficientes para que todos creyeran que la acción militar había despertado la furia de Pele.

Hoy, mientras el Kilauea vuelve a estar en actividad y lanza ríos de lava a la población, sus habitantes más longevos recuerdan lo ocurrido con el Mauna Loa y si bien quieren ver cómo evitar la destrucción, no quieren enfurecer al dios volcánico.

Un Keystone B-3A Bomber como el usado durante el bombardeo sobre el Mauna Loa de Hawaii

Jess Phoenix, científica experta en erupciones, descarta por completo la posibilidad de que se repita un experimento como el guiado por el héroe militar. “El General Patton literalmente trató de bombardear un flujo de lava del Mauna Loa en 1935. Spoiler: no funcionó, porque a la lava no le preocupan tus insignificantes artefactos incendiarios. Quiero decir, deberían haberlo visto venir. No se debe jugar con la diosa del volcán Pelé”.

En tanto, el Servicio Geológico estadounidense advirtió que la actividad eruptiva del Kilauea “en cualquier momento puede volverse más explosiva” y pidió a los residentes de las zonas cercanas que estén preparados para evacuaciones de urgencia. Esta vez, la única y más inmediata solución parece ser abandonar la isla mayor de Hawaii hasta estar seguro. No habrá Patton que termine con la lava.

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