El candidato presidencial republicano, Donald Trump, insinuó ayer que su rival demócrata, Hillary Clinton, estaba bajo los efectos de las drogas en el debate de hace una semana en St. Louis (Missouri).
Cuando parecía que la carrera a la Casa Blanca no podía ser más grotesca, Trump, a quien hasta el momento ocho mujeres han acusado de tocamientos o comportamiento ofensivo, superó todas las expectativas al sugerir que la candidata demócrata tomó fármacos para el cara a cara del 9 de octubre y pidió además que, antes del próximo encuentro (el tercer y último debate presidencial que tendrá lugar este miércoles en Las Vegas), los dos pasen un control antidrogas antes de empezar.
“Somos como atletas, y los atletas se someten a un control antidopaje. Deberían hacernos uno antes del debate [del miércoles], porque no sé qué le pasa [a Clinton]”, dijo antes sus seguidores en Portsmouth (New Hampshire).
Trump prosigue así su retahíla de teorías de la conspiración (la más reciente, la del viernes en contra de Carlos Slim, a quien acusó de estar detrás de la “campaña” de The New York Times en su contra), complots (como el del supuesto fraude preventivo que cree habrá en las presidenciales del 8 de noviembre) y ataques sin fundamento real que han dominado su campaña, siempre con la habilidad de dejar todas sus acusaciones y críticas bajo una marca de presunción e insinuación.
Luego, volvió a alimentar las versiones sobre la salud de Hillary, al señalar que no tenía programado para ayer ningún acto de campaña, a unos días del debate, porque está “descansando”.
“Creo que la están activando”, añadió. “Al comienzo del último debate ella tenía muchísima energía. Y después, al final… estaba deseando que la bajaran [del escenario]. Apenas podía llegar a su vehículo”, aseguró.
Así, el magnate no sólo la acusó de drogarse, sino que pone en tela de juicio una salud de Clinton, cuestionada desde el principio de la campaña y que vio como las dudas explotaban tras el golpe de calor que sufrió en el memorial por las víctimas del atentado del 11 de septiembre en Nueva York y el descubrimiento posterior de que sufrió una neumonía de la que en un principio no se habló al público y por la que se vio obligada a reposar.
Trump también acusó a su rival de tener “mala memoria”, otra razón por la cual Hillary necesitaría tanto tiempo para preparar los debates.
Con ello, insiste en el tema de la salud de la demócrata: muchas de las teorías republicanas aseguran que Clinton perdió memoria y tiene daño cerebral desde que sufrió una caída siendo secretaria de Estado, en diciembre de 2012, por la cual tuvo pérdida de visión y unos coágulos.
En el informe médico de la demócrata, sin embargo, su doctora aseguró que no hay rastros de ningún daño ni secuela de ningún tipo por ese accidente.
El equipo de Clinton refutó las acusaciones de Trump de que las elecciones están “amañadas”. Robby Mook, jefe de campaña de la demócrata, afirmó que el sistema electoral estadounidense es “libre, justo y abierto para todos”.
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