Trafican con totoabas, un pez más caro que la cocaína

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Totoabas

CIUDAD DE MÉXICO.- Hace más de medio siglo las comunidades chinas hallaron una mina en el país para obtener el codiciado “oro azul”. Hoy es un negocio también tocado por el narco y consumido por las élites. El empresario Kam Wing Chan, de 61 años, fue uno de los tantos engranes: su mueblería angelina Kaven Company, en Estados Unidos, traficaba buche de totoaba del Alto Golfo a China, según el caso 14-CR-3662 de la Corte Federal Sur de California. Lo atraparon en julio de 2015.

Este ecotraficante lo pudo obtener al seguir la amplia cadena que da inicio con los pescadores (los que reciben menos dinero) que extraen de Santa Clara o Puerto Peñasco, Sonora; San Felipe o Puertecitos, Baja California. En ese polígono viven las vaquitas marinas, que quedan atrapadas en las redes. Después, traficantes-intermediarios burlan a las policías federal, estatal y a los marinos en la carretera. Otro modo son brechas en el desierto, según habitantes.

Y sigue la ruta Mexicali-Tijuana-Ensenada. En los primeros dos puntos pasa por las garitas o los aeropuertos internacionales; la tercera, en cruceros que zarpan a San Diego y San Francisco. Llegar a esos puntos desde las reservas requiere de “corrupción”, dice Jorge Figueroa, ex alcalde de San Luis Río Colorado.

Cada buche del pez cuesta entre 500 y 4 mil dólares [en México 8 mil dólares el kilo; en EU, 16 mil, y en Asia, 60 mil], dijo en 2015 la subprocuradora de San Diego, Melanie Pierson.

México figura en este escenario: en los últimos 16 años se intentaron traficar desde este país 4 mil 50 buches, equivalentes a 291 millones 600 mil pesos, así como casi 19 toneladas de entero, filete, cola, garganta y hueva —cuyos costos fuera de la carta en restaurantes gourmet alcanzan casi 2 mil pesos para un cuarto de filete—, de acuerdo con un cruce elaborado de ocho oficios de PGR, Profepa y Semar obtenidos vía Ley de Transparencia.

Los aseguramientos se concentran en los pases fronterizos, no en la reserva donde vigilan los marinos, según los reportes.

Si los esfuerzos no se intensifican para prohibir las redes totoaberas e impulsar programas de bienestar social para los pescadores, la vaquita marina se extinguirá, alertan en entrevista con EL UNIVERSAL la embajada de Estados Unidos, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), Greenpeace, el Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita (Cirva), la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y académicos de la UABC y UABCS.

El subprocurador de Recursos Naturales de Profepa, Ignacio Millán, y Joel González, director de Vida Silvestre en la misma institución, consideran que se trata de revertir “un problema de décadas en un periodo corto”, donde por primera vez hay acciones de “transversalidad”.

En julio de 2016 el presidente Enrique Peña Nieto se comprometió en la Casa Blanca a intensificar la protección. El ministro en Ciencia y Tecnología de la Embajada de EU, Pablo Valdez, menciona que una de las acciones fundamentales es que las aprehensiones deriven en procesos judiciales. Según oficios, desde la veda decretada en abril de 2015 van 72 detenidos –los resultados de los procesos no fueron entregados vía Transparencia y no hay consignación de ellos en sus registros públicos—, donde no se reportan empresarios, altos funcionarios ni redes del crimen organizado. A pesar del alcance trasnacional, la PGR negó en un oficio tener coordinación con Interpol.

“Parecemos los chivos expiatorios”, denuncian por su parte los comités de pescadores de Santa Clara, San Felipe y la etnia Cucapá, quienes afirman que el gobierno protege a las cabezas, pues entregaron a Profepa una presunta lista de los principales cabecillas narcobucheros y aún permanecen libres. Al cierre de esta edición, la PGR y la Semar no atendieron las peticiones de entrevista para conocer su postura.

Tráfico de fauna silvestre, entre los primeros

El tráfico de fauna silvestre es el cuarto delito trasnacional que más opera en el mundo (después de drogas, armas y falsificaciones), según la UNODC. La totoaba, señala el organismo, es la principal especie que sale de México y su costo ha superado al oro, los diamantes y a la cocaína, cuyo precio de salida es de 2 mil 500 dólares, frente a 8 mil dólares para la totaba, ambos con medida por kilo.

A medida que su economía escaló en los últimos años, la dieta del dragón se volvió exigente. La República Popular de China se convirtió en el mayor consumidor de productos marinos a nivel mundial. Los comensales de las altas esferas sociales no se conforman con camarones azules o langostas para amenizar las bacanales. Su poder adquisitivo los llevó a exigir vejiga natatoria de totoaba, un pez que alcanza los dos metros y se extrae del Alto Golfo (Baja California y Sonora), para ser transportada a través de Mexicali-Tijuana y Ensenada.

Desde esos puntos puede llegar a EU vía terrestre, así como marítima y aérea hacia China, según confirman oficios de Profepa y PGR.

Según el reporte la demanda china de productos marinos de lujo y las pesquerías mexicanas 2014, de Caplog Group en colaboración con Defense Fund de México, platillos exóticos como la sopa de aleta de tiburón, pepino de mar y buche de totaba pueden alcanzar un precio de más de 200 dólares el platillo (unos 4 mil pesos). “Los precios de los productos en presentación seca, tales como el buche, la aleta de tiburón y el pepino de mar, han aumentado más rápido que los precios de especies frescas, congeladas o vivas. [El costo] del buche es el que más han aumentado: se estima que su precio ha crecido entre seis y siete veces en los últimos cinco a 10 años, mientras que otros productos marinos deshidratados han aumentado alrededor de dos a tres veces en el último año”, señala el informe.

La totaba es una especie protegida e incluida en la lista del Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas y en Peligro de Extinción (Cites) que, cuando la pescan, se lleva entre las redes a la vaquita marina (en peligro de extinción y de la que quedan 57, según el Cirva). Pero sus supuestos beneficios afrodisiacos y medicinales —según la medicina tradicional china— han podido más.

En sus crónicas sobre San Felipe, el historiador Ernesto Sosa narra que en la década de los 20 los asiáticos compraban las vejigas para venderlas en Mexicali, las secaban como chicharrón. Su similitud a la corvina amarilla oriental [Bahana] generó una sobrepesca entre 1930-1940. De acuerdo con el libro Pesquerías globalizadas, en 1945 se capturaron más de 2 mil toneladas y tres décadas después fueron 58. Por ello se declaró la veda. Después de 1990 los precios se dispararon.

En febrero de 2016, las autoridades mexicanas y estadounidenses ofrecieron pruebas a China del tráfico ilegal que llegaba a sus puertos. Aceptaron cooperar. Establecieron la firma de una carta de buenas intenciones en 2017 para desarrollar programas conjuntos de vigilancia y protección, recuerda Joel González, funcionario de Profepa, quien detalla que ofrecieron capacitar a oficiales chinos para la detección de totoaba. A principios de 2016 rechazaron la colaboración, decisión que atribuye a posibles cuestiones políticas o vergüenza por reconocer la problemática. Y aseguró que aún intentan convencer al gobierno de Xi Jinping de apoyar el combate al tráfico ilícito de buche.

Pablo Valdez, ministro de Ciencia y Tecnología de la Embajada de EU en México, afirma que su gobierno mantiene conversaciones diplomáticas con China, pero recalca la necesidad de reconocer el problema y su impacto para generar soluciones multilaterales. La embajada de China en México rechazó emitir cualquier comentario sobre el tema a este diario.

Detenciones arbitrarias

En mayo de 2010 se detuvo a dos pescadores en la isla Montague, BC, pues tenían en su poder una totoaba muerta atrapada en su red. A Emilio Hurtado y Juan Antonio Guerra, de la etnia cucapá, los trasladaron al Ministerio Público de San Felipe, y luego al Centro de Readaptación Social de Mexicali, sin el debido proceso. Desde 1993 el gobierno impidió la pesca en el núcleo de la reserva de la biósfera del Alto Golfo de California, aunque su pesca es válida de acuerdo con usos y costumbres que no dañan el medio ambiente. Un mes después los liberaron.

En contraste, las desarticulaciones de redes del crimen organizado son mínimas debido al presunto contubernio. Un inspector de la Profepa de BC, que por seguridad pide anonimato, asegura: “Llegué a ver cuándo los llevaban al Ministerio y los soltaban. Sólo pagaban multa”.

Sólo 72 personas fueron detenidas desde abril de 2015, de acuerdo con oficios. La Semar informó en el folio 0001300043215 que de 526 operativos se aseguraron 36 embarcaciones y dos vehículos. La PGR desconoce la cifra de averiguaciones previas abiertas y sentencias.

 Los pescadores golfeños dicen que en el negocio de totoaba hay cárteles de la mano de altos funcionarios y empresarios. Servidores de Conapesca lo confirman: “Son cárteles de la droga vinculados con los chinos”. El caso del Cártel de Sinaloa> con Samuel Gallardo, El Sammy, en Santa Clara es un ejemplo.

Felipe de la Torre, asesor regional contra la Trata de Personas y el Tráfico Ilícito de Migrantes, de la UNODC, reconoce que “se están generando cambios en la dinámica de pueblos pescadores, que generalmente son humildes y tienen lo básico para subsistir. Pero ahora resulta que muchos de ellos tienen botes de alta tecnología, armas que no habían tenido antes, con las que muchas veces amedrentan a los funcionarios ambientales […] es característica de grupos delictivos organizados que tienen cierto nivel de poder […] ¿Cómo se explica que los cargamentos vayan en buques y lleguen a Asia? Tiene que haber una fuerte inversión de recursos para movilizar este tema”, dice.

González coincide: se necesita una red que cuesta entre 40 mil y 50 mil pesos y mínimo una embarcación con un motor de 200 caballos de fuerza, pues si lo detectan autoridades un motor de 90 caballos no sirve para una fuga.

Criaderos, posible solución

EL UNIVERSAL visitó dos criaderos de totoaba que podrían ser una respuesta contra el tráfico. Habría manejo sustentable, regulado y con miras al repoblamiento. En Universidad Autónoma de Baja California nacen cada año 40 mil, luego las liberan en el Alto Golfo.

Pablo Konietzko, titular de Earth Ocean Farms en La Paz, BCS, dice que la producción (no se comercializa el buche) va a restaurantes del país y a las costas sudcalifornianas.

Javier García, del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, dice que esto deteriora los cuadros genéticos de la especie.

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