“Sexting, la nueva prueba de amor”

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Sofía Covarrubias salió de su departamento luego de haber cedido a la petición de un hombre a que le brindara la prueba de amor. Veinticuatro horas después era buscada por familiares y amigos. Tan reservada como era no cabía posibilidad alguna de que se fuera fugado con algún chico porque ni novio tenía y sus perspectivas eran puramente religiosas. A la vuelta de un par de meses se iría a Querétaro a internarse por amor a Dios en un convento de monjas.

En breve las redes sociales y anuncios adheridos a postas de luz evidenciaban las características de la mujercita y la vestimenta que portaba a la hora de su desaparición. Cuatro días después fue encontrada sin vida en un paraje cercano a Los Campos Celestes, un sitio muy cercano al Libramiento Mariano Otero. No está de más decir que su estado no sólo era de descomposición por las altas temperaturas caniculares, también con todas las características de un maltrato físico y sexual.

Más diestros que los protagonistas de La ley y el orden, las autoridades y especialistas en crímenes sexuales pusieron de manifiesto que la mujer poseía un amplio surtido de pornografía en su lap top y que estaba adherida a una serie de grupos en redes sociales que invitaban invariablemente a encuentros sexuales. Tras una intensa investigación se definió que Sofía nunca había tenido relación alguna con hombres, pero había un exceso de coqueteo vía in box.

Santiago Iribarren, ingeniero metalúrgico resultó ser, por las últimas llamadas registradas en el celular de la difunta, el sospechoso que resultó ser el culpable de tan monstruoso crimen.

La muerte de Sofía hace ya algunos años ha quedado en el olvido, pero hoy su historia se repite una y otra vez como una plaga invadiendo a una juventud que abusando de la tecnología, ofrecen su cuerpo en un engañoso juego de amor.

El ser humano suele poseer por naturaleza y no como una maldición un instinto natural hacia el apareamiento. Le ha costado mucho al hombre domesticar tal sentimiento. La palabra “Romance” es un término en desuso. Se utilizó por décadas como una actitud humana consistente en acciones que conllevaban a estimular al corazón de una persona hacia otra para llegar a tener una relación amorosa.

Los años y la tecnología han helado el alma humana. En la actualidad muchos matrimonios se han dado como resultado de una conversación en chat. Relaciones que en una combinación de frases frías, emojis y el intercambio de imágenes sexuales, las parejas terminan solidificando una relación.

Han quedado atrás los encuentros y paseos por los parques de la ciudad y la compra de detalles basados en un sentimiento de amor. Hoy la juventud se ha abocado a evidenciar sus verdaderos deseos sexuales y animales en una actitud descarada e inmoral en la que sin pudor alguno se muestra tal cual frente a una cámara.

Las alimañas, las aves rapaces, las bestias carroñeras, los fratricidas, los violadores y asesinos en serie ya no son parte de una serie de terror. Son seres que bien pueden ser nuestros vecinos, hermanos, amigos, primos, nuestro propio jefe en la empresa, nuestro pastor o hasta nuestro propio padre.

Hasta el mes de marzo de este año, 500 mujeres habían sido asesinadas por diversas causas. Las más conocidas son a mano de actitudes machistas, otra por seducción vía internet y el resto por diversas causas. Según los analistas, en el país se cometes entre ocho y nueve feminicidios al día. Encabeza la lista La Ciudad de México, Tijuana, Chihuahua y Sinaloa.

La gran mayoría de los crímenes contra jóvenes que se han efectuado en los últimos años tiene  mucho qué ver con esos sitios en internet cuyos perfilesmuestran poses sugestivas y provocadoras que despiertan el instinto de quien vive de la lascivia. Hoy la tecnología le ha dado al sediento de maldad y de sexo la oportunidad de fraguarlo todo desde la comodidad de su casa.

Cierto es que los hijos son celosos de sus redes sociales. Tanta es la cautela que apenas creen que algo sucede y rápidamente cambian contraseñas. Con todo y eso siempre será prudente instarlos a cuidar de su integridad evitando el contacto con personas extrañas.

El sexting y el texting son métodos infalibles para el abusador y obsesivo sexual. Sus estratagemas son increíblemente variadas y cada vez más sorprendentes. Los jóvenes bien podrán juzgarnos de desconfiados o anticuados, pero no debe importar ser adjetivados así cuando la seguridad de quienes están a nuestro cargo puede estar en peligro.

Jóvenes, el sexting no es ninguna prueba de amor, es la prueba de que quien está del otro lado de tu pantalla es un abusador en potencia y el posible culpable de que al amanecer aparezcas grotescamente descuartizada en cualquier paraje de la ciudad, sí, tan igual a Sofía Covarrubias. Adieu.

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