“Ser o no ser… Y el arte de la desinformación”

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Ahora que la Madre Teresa de Calcuta ha sido elevada a la categoría de santa, me alarmaron muchas las versiones que circulan por internet en la que se pone en duda su vida de entrega a Dios. Porque mientras muchos están listos para postrarse y suplícale milagros, otros tantos, con supuestas pruebas en mano, desaprueban la posición del Vaticano de elevar a un curul celestial de alto rango a una mujer que supuestamente no llevó una plena vida de santidad. Por ello y luego de estar leyendo hace un par de días una de las grandes obras del escritor inglés William Shakespeare y llegar a ese tramo en el que Hamlet habla desesperado sobre la condición del hombre, sí, sobre el ser o no ser, sobre el “To be or not to be”, y que traducido dice asi:

“¡Ser, o no ser, es la cuestión! ¿Qué debe más dignamente optar el alma noble entre sufrir de la fortuna impía el porfiador rigor, o rebelarse contra un mar de desdichas, y afrontándolo desaparecer con ellas?”

Cuando se tiene un negocio, ya sea que remunere terrenal o celestialmente, se es muy indispensable estar bien informados sobre el artículo a exhibir y sus múltiples beneficios y características. Insuficiente es estar tras un mostrador exhibiendo una cara bonita o un lenguaje florido que hable de todo menos del producto en sí.

Me cayo el veinte sobre lo que muchas veces comunicamos de personajes de la historia sin saber con certeza si lo que estamos expresando es correcto o no. Recordé entonces cuando turisteaba en la Región de los Cinco manantiales, específicamente en Ciudad Allende, Coahuila… y es que justamente cuando me paseaba por esa ciudad donde se reverencia a un tal San Juan de Mata, me topé con toda un desinformación con respecto al ídolo en cuestión que llegó a espantarme.

Plantado frente a esa portentosa y bella escultura del santo, me interesé muy profundamente en saber detalles sobre la vida y obra del que abrazado estaba a un pilote de madera. La verdad es que como habitantes de una ciudad con puntos de interés nos convierte en cierto modo en responsables de informar, y hasta para eso uno debe estar bien documentado y no ser como los que se sienten guías de turistas informando sin veracidad.

Con la debida reverencia y con voz baja cuestioné al organista sobre el ícono de su iglesia. Me explicó con un tono solemne que era un mártir y que en su muerte de cabeza y crucificado había alcanzado la divinidad. Me sonó lógico e interesante. Por fortuna nunca he sido creyente de una sola opinión. Una monja, que recibía en la entrada del templo a algunos fieles, me dijo que San Juan de Mata había sido un hombre justo que se había dedicado a rescatar por compra a esclavos del norte de África. Desmintió al organista al decirme que el santo había muerto ahogado en un naufragio, precisamente durante el rescate de un grupo de prisioneros. Había muerto aferrado al mástil del barco. Entonces me senté con los fieles que aguardaban el inicio de la misa. San Juan de Mata murió ahogado en un rio, me dijo uno de ellos, al parecer mientras realizaba unos bautismos.

Harto de tanta desinformación y sin saber a ciencia cierta sobre el cómo había muerto el ícono religioso, opté por meterme a un ciber café ubicado frente a la iglesia. Google me informó que San Juan de Mata no era un mártir. El tipo había muerto de viejo y rodeado de dos o tres ancianos que le cuidaron hasta su muerte. La monja atinó con respecto al naufragio, pero no a que murió aferrado al mástil. Muchos artistas lo representan sujeto a esa parte del barco porque según la historia, el hombre, luego de ver rotas las velas de la embarcación durante un siniestro náutico, pidió a los esclavos que se despojasen de sus ropas para hacer una vela y así, con tal improvisación , la nave fue empujada por el viento mientras que él, sujeto al mástil oraba y suplicaba a Dios para que los liberase de tan tremendo peligro… en pocas palabras, el tipo nunca fue mártir, ni murió de cabeza, ni agarrado al palo principal de la embarcación, ni bautizando gente… seguro que si hubiese seguido sondeando a los creyentes me hubiesen dado muchas otras versiones.

Lo más interesante de todo es que cada una de las interpretaciones sonaba tan impactantes que invitaban a creerlo, pero desafortunadamente eran falsas… ¿qué nos creemos inventándoles dobles o hasta triples vidas a los santos?… to be or not to be… son o no son, esa es la cuestión, dijo Shakespeare… la desinformación muchas veces podría ser aceptada en los ignorantes, en quienes por falta de oportunidad nunca han agarrado un libro o que por equis razón nunca fueron a una escuela dominical, pero el que una monja y una doctrina tergiversada lleve a un converso a rezarle a un San Juan de Mata que ella imagina flotando en el río, eso es imperdonable.

Cuantos creyentes en Ciudad Allende han muerto pensando en que San Juan de Mata fue una cosa cuando en realidad fue otra… Soy la Pluma profana y ante esta borrasca de desinformación turística religiosa creo que lo más prudente es asistir a la iglesia de nuestra elección y adoremos con sencillez y conocimiento, digo, si es que no quiere que en el día del juicio San Juan de Mata les reclame por el hecho de haber sentido lástima por él al haberlo crucificado, ahorcado, decapitado en la guillotina, destazado por campesinos, desmembrado por dos caballos jalando hacia lados contrarios o hasta en el peor de los casos, levantado, secuestrado y degollado por cualquier cartel latinoamericano en pleno 2016. Adieu…