WASHINGTON. — La Casa Blanca aseguró que no cambiará el rumbo y defendió sus políticas de deportación, luego de enfurecer a activistas y legisladores a raíz de las redadas en la temporada navideña.

El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest afirmó que las redadas reflejan las principales prioridades del gobierno para la deportación: gente con antecedentes penales y personas capturadas mientras cruzan sin permiso la frontera entre Estados Unidos y México.

Las medidas irritaron a algunos legisladores demócratas y activistas, grupos que por mucho tiempo han criticado las políticas de deportación del gobierno. Los legisladores dijeron que las búsquedas eran inoportunas y creaban división, ya que esparcen el miedo entre las comunidades migrantes y separan familias.

Se piensa que la creciente inmigración desde Centroamérica pudiera ser el inicio de una una nueva crisis como la de 2014, en la que una oleada de mujeres, niños y familias consumieron la atención del Congreso estadounidense.

Líderes de la bancada hispana están solicitando una reunión con Obama y pidieron al gobierno detener las redadas, así como conceder un estatus temporal de protección a quienes son blanco de éstas, ya que aseguran que más que inmigrantes son refugiados que huten de la violencia en sus países.