Policías batallan con el crimen y… con sus superiores

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ACAPULCO.- “Si juntamos las horas que he dormido, apenas suman una noche y media en seis días”, dice uno de los pocos policías estatales que este miércoles estuvieron en servicio en la capital del estado.

El agente está parado con tres de sus compañeros en un pasillo del mercado Baltazar R Leyva Mancilla, a unos pasos del cuerpo de un joven que minutos antes le dieron de tiros.

Este policía no estuvo en el paro porque cuando sus compañeros comenzaron la protesta él estaba en servicio y no los dejaron ingresar al cuartel central donde desde el lunes más de 170 agentes dejaron de trabajar para exigir que respeten sus días de descanso, les den un bono de riesgo y los equipen.

Este agente no está en paro, pero está atento de lo que sucede y demandan sus compañeros. Dice que la mañana del lunes llegaron funcionarios de la Secretaría de Seguridad Pública y les dijeron que el horario de trabajo cambiaría, que dejarían de trabajar tres días y descasar otros tres y ahora laborarían seis y saldrían de franco uno.

“Este horario es imposible, físicamente no se puede, además acordamos que sería así: tres por tres porque muchos somos de las regiones y cuando te dan un día sólo descansas unas horas por los trayectos”, relata el agente.

En los operativos las carencias se profundizan. Por ejemplo, el agente que está en el resguardo del crimen del mercado, fue uno de los que le tocó ir al operativo que implementó el gobierno de Héctor Astudillo en el municipio de San Miguel Totolapan para disuadir los bloqueos que realizaron presuntos criminales.

Cuenta que en los primeros días nadie les vendió de comer, porque a los pobladores de aquella región los criminales les prohibieron venderle a los agentes. Estuvieron al límite. Hasta el cuarto día fue cuando se animaron a venderles, pero por un huevo guisado tuvieron que pagar 60 pesos y por un refresco de 600 mililitros 20.

“Ese día le dijimos al general Almazán (Pedro Almazán Cervantes, titular de la SSP) que no habíamos comido y lo único que nos dijo es que le valía v…”.

Pero, recuerda, una vez que los mandaron a un operativo de la Sierra no pudieron comprar comida con los 200 pesos que les dan de viáticos para comer durante todo el días. Ya por la noche, cuenta, pudieron comer porque los soldados con los que iban les vendieron a 50 pesos el alimento.

Ser policía en Guerrero no es cosa fácil, en otras palabras es andar siempre detrás de la muerte hasta que te topa. Por 4 mil 200 pesos quincenales los agentes salen a vigilar las calles del estado más mortífero del país.

En 2016 en Guerrero asesinaron a 2 mil 280 personas y en lo que va de este 2017 la cifra de la muerte ya superó los 900 homicidios.

Eran las 3 de la tarde del martes, cuando los policías estatales decidieron levantar el paro de labores y ponerse a disposición para trabajar. La decisión fue tardía, a esa hora ya se había decidido despedirlos.

La mañana de este miércoles, llegaron al cuartel general funcionarios de la Secretaría de Seguridad Pública, les pidieron que se formaran y les leyeron un documento que decía que estaban despedidos 176 agentes, los mismos que se mantuvieron durante dos días en paro laboral. A ninguno le notificaron de manera personal su despido. Alrededor de a las 2 de la tarde, los 176 agentes despedidos salieron del cuartel y marcharon rumbo a la Comisión Estatal de Derechos Humanos (Coddehum). Ahí pidieron al presidente de la comisión, Ramón Navarrete, que intervenga con el gobernador para que fueran reinstalados y que respete sus derechos laborales.

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