Niño hondureño suplica con lágrimas que ‘no se lo lleven’

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CIUDAD JUÁREZ.- Entre lágrimas y súplicas para que no se lo llevaran, Steven, un niño hondureño de cinco años, fue retenido ayer por la Guardia Nacional y luego trasladado junto a su mamá al Instituto Nacional de Migración (Inami) para que no cruzaran a Estados Unidos.

Los dos migrantes llegaron hasta el bordo del río Bravo, a unos 600 metros al poniente del puente internacional Paso del Norte-Santa Fe, junto a un grupo de aproximadamente 10 migrantes centroamericanos, pero mientras que el resto logró entregarse a la Patrulla Fronteriza, Steven perdió un zapato, se cayó, se raspó el cachete izquierdo y fue alcanzado junto a su madre por un grupo de militares y policías municipales.

El arribo de los centroamericanos por el bulevar Bernardo Norzagaray coincidió con un grupo de brasileños que venían caminando junto al muro fronterizo, por lo que los hondureños aprovecharon la distracción y la lejanía de la Guardia Nacional para cruzar corriendo, pero Dilcia y Steven no lograron escapar porque el niño se cayó.

Al tratar de bajar el bordo corriendo de la mano de su madre, el pequeño migrante perdió uno de sus tenis y luego cayó sobre la tierra y se raspó un chachete, por lo que comenzó a llorar y alcanzaron a ser detenidos por la Guardia Nacional.

Al ver que el niño lloraba diciendo que había perdido su zapato, los agentes de la Policía municipal comenzaron a buscarlo, hasta que lo encontraron y se lo entregaron a una militar para que se lo pusiera.

“Se me cayó mi zapato”, “me raspé aquí”, decía llorando al tocarse el cachete con su mano izquierda, mientras que de la otra era detenido por su mamá, quien dijo llamarse Dilcia, de 23 años.

“¡Mamá!”, gritaba llorando el niño asustado, mientras un agente de la Guardia Nacional le informaba a su mamá que le hablarían al Inami.

Al ver el raspón del niño en la mejilla, un militar se acercó con un botiquín médico y trató de calmarlo al curarlo, mientras el niño decía llorando que ya no le dolía y Dilcia explicó que lloraba porque a él lo asustaban las armas y los policías.

La mujer dijo que tenían aproximadamente dos meses de haber salido de su país, y que en el camino se unieron al grupo con el que llegaron hasta el río internacional.

“¿No me pueden dejar juntar con ellos?”, preguntaba viendo cómo sus paisanos eran detenidos por la Patrulla Fronteriza a unos 100 metros frente a ella.

De acuerdo con la migrante hondureña, estuvieron varios días en Ciudad Juárez, dentro de un lugar en el que ni siquiera pudo contabilizar los días, pero del que tampoco quiso dar mayores datos; hasta que la mañana de ayer intentó cruzar la frontera sin saber que se encontrarían con la Guardia Nacional para impedir que cruzaran a Estados Unidos.

Finalmente, un agente del Inami llegó ayer hasta el bordo del río para trasladarlos hasta la estación migratoria, mientras el pequeño Steven lloraba para que no se lo llevaran.

Según datos de la Patrulla Fronteriza, durante junio ingresaron en promedio 629 personas al día por el Sector El Paso, la mitad de los que se internaban en el país gobernado por el republicano Donald Trump en mayo, antes de que el Gobierno mexicano desplegara a la Guardia Nacional en los límites de la frontera para evitar el cruce de migrantes a Estados Unidos.

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