Muere menor de edad en incendio en Oaxaca

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Jesús Irineo, de seis años de edad, murió calcinado en su cama; tenía problemas mentales y psicomotrices, lo que impidió salir de la choza que tenía como casa y que compartía con su madre, también con problemas de salud.

Hace dos años, su anciano padre y su hermana Andrea resultaron con quemaduras en un 80 por ciento de su cuerpo, a causa también de un incendio.

Esta familia vive en extrema pobreza en la colonia Paso Limón, del municipio de Matías Romero, Oaxaca; su casa está formada por cuatro palos de madera con un techo, sin paredes, con piso de tierra y hacinados en un terreno prestado, sin ayuda institucional, salvo la buena fe de ciudadanos y de integrantes del Patronato para Apoyo a Bomberos de Matías Romero.

La tragedia vino el domingo 6 de mayo cuando la madre de Jesús Irineo se ausentó de la casa y dejó al niño solo, pues su padre se encuentra en Houston, Texas, acompañando a Andrea a su tercera cirugía, tratamiento que corre a cargo de la Fundación “Te Queremos Ayudar” del estado de Veracruz, organización que se ha encargado desde hace 10 años de apoyar a quemados de la zona norte del Istmo de Tehuantepec y en solidaridad con el Patronato de Bomberos.

El incendio consumió rápidamente la choza y mató al niño de seis años, además de que no se logró sofocar la conflagración ante la falta de un equipo de bomberos, pues desde hace dos años está completamente abandonada la Central de Bomberos que el gobierno de Gabino Cué, a través de la Secretaría de las Infraestructuras y el Ordenamiento Territorial Sustentable (Sinfra), construyó con los cinco millones de pesos que Pemex donó para el inmueble y que quedó en un 80 por ciento.

De acuerdo con el informe de Álvaro Ortiz, presidente del Patronato, el dinero se logró gracias a la gestión del patronato, pero Pemex lo entregó para su administración a Sinfra, dependencia estatal que sólo construyó un 80 por ciento y lo dejó abandonado hasta el día de hoy.

En la zona norte del Istmo, con siete municipios y más de 150 mil habitantes, se presentan en promedio dos casos al año de personas con quemaduras graves. En ninguno de los municipios hay ambulancia equipada, bomberos o atención médica prehospitalaria para atención a quemados.

En Matías Romero, hace un año, Jennifer Carrillo murió a consecuencia de las quemaduras de tercer grado que le provocó su esposo al rociarla de gasolina y prenderle fuego durante una discusión, para su atención se le tuvo que atender hasta el estado de Veracruz.