México bajo presión de EEUU; exigen mantener en marcha fábricas a pesar del COVID-19

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CIUDAD DE MEXICO.- El gobierno de Donald Trump y algunos de los principales fabricantes estadounidenses han ejercido presión sobre el gobierno mexicano para que permita que las fábricas que suministran productos a Estados Unidos permanezcan abiertas durante la pandemia del coronavirus, a pesar de la proliferación de brotes y las oleadas de casos y muertes relacionadas con esas empresas.

El embajador estadounidense en el país advirtió que México debe responder a las necesidades de Estados Unidos en este momento, o corre el riesgo de que se pierdan los empleos que ofrecen estas fábricas.

“El problema es que ya no tienes ‘trabajadores’ si cierran todas las empresas y se van para otra parte”, señaló el embajador Christopher Landau en Twitter. “Por supuesto que la salud viene primero pero me parece miope sugerir que los efectos económicos no importan”.

Los funcionarios mexicanos han cerrado muchas fábricas y amenazaron con iniciar acciones legales en contra de aquellas plantas que decidan permanecer abiertas. Pero la disputa revela cuánto dependen los dos países el uno del otro, y cuánta desigualdad existe todavía en su relación.

Tras la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte hace más de veinticinco años, México se convirtió en la meca de la manufactura. A lo largo de la frontera se han establecido fábricas extranjeras que emplean a cientos de miles de trabajadores encargados de producir sin parar artículos de lo más variados, desde componentes para aeronaves hasta televisores, en su mayoría para el mercado estadounidense.

Ahora que se han cerrado empresas y fábricas en ambos países en respuesta a la pandemia del coronavirus, Estados Unidos le ha pedido a México que permita algunas excepciones para trabajadores cuyos servicios sean esenciales; no para México, sino para Estados Unidos.

Estas acciones de presión coinciden con un momento en que las fábricas cercanas a la frontera se han vuelto focos de infección, según Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, quien encabeza la respuesta del gobierno mexicano a la crisis del coronavirus.

“A todas las empresas que se niegan a suspender labores se les levantará un acta de inspección”, advirtió López-Gatell en Twitter. “La autoridad sanitaria realizará la clausura y el ministerio público les investigará por el posible delito de daño a la salud que puede costar la vida”.

La falta de pruebas en México dificulta determinar con exactitud cuántos trabajadores han contraído el virus, pero en distintas entrevistas más de diez empleados que trabajan en plantas de propiedad extranjera denunciaron que sus colegas se han enfermado en las fábricas. En algunas plantas, los trabajadores han protestado por la falta de medidas de seguridad y porque les piden seguir yendo a trabajar durante la cuarentena.

Se han registrado trece muertes en el fabricante de asientos para automóvil Lear Corporation, según las autoridades sanitarias mexicanas, y por lo menos tres en la empresa de componentes eléctricos Schneider Electric.

“Estoy preocupado por mis padres, a quienes sí puedo llegar a contagiar”, dijo Jair García, asistente de ingeniero de 25 años en Parker Hannifin, empresa estadounidense dedicada a fabricar autopartes en Tijuana. “Mi mamá me dice que me cuide, pero también que conserve mi trabajo”.

“Si no tengo empleo, no puedo comer”, dijo.

Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores de México, insistió en una conferencia de prensa del 30 de abril que el país seguirá su propia dinámica para abrir fábricas, a partir de “las decisiones del señor presidente y las propuestas que ha hecho el sector salud”.

Sin embargo, Michael Kozak, subsecretario interino del Departamento de Estado de Estados Unidos, declaró en una reunión con la prensa que su oficina ha “estado trabajando de manera muy estrecha con el gobierno de México en apoyo a las empresas estadounidenses” a fin de evitar interrupciones en la cadena de suministros.

Y Ellen Lord, subsecretaria del Departamento de Defensa estadounidense, dijo el 30 de abril que sus conversaciones con el gobierno mexicano habían sido exitosas. “Agradecemos la respuesta positiva que ha tenido el gobierno de México”, dijo Lord.

Después, el embajador contactó al ministro de Relaciones Exteriores de México, quien solicitó una carta con detalles sobre el tema, dijo Michael Andrews, portavoz del Departamento de Defensa.

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